Antonino, un bebé que nació hoy a bordo de un avión de Iberia durante un vuelo entre Malabo y Madrid, tuvo la ayuda suficiente pues al aviso de su madre aparecieron dos médicos, uno de ellos ginecólogo, y una matrona, y un cura que bendijo al recién nacido con el consentimiento de la madre.
Priscilla, la madre de Antonino, que al llegar a Madrid fue trasladada a un hospital, explicó que el niño pesó casi tres kilos y que dio a luz en la última fila del avión, un Airbus 319, asistida por el "completo equipo médico" que viajaba en el avión.
La mamá, que vive en la ciudad madrileña de Móstoles desde hace quince años, debió viajar a Malabo a pesar de estar en la semana 36 de embarazo por la muerte de su padre y embarcó de regresó el jueves por la noche en el avión de Iberia.
Priscilla sintió los primeros dolores nada más despegar, cuando hubo algunas turbulencias en el avión.
Fue una tía suya, quien le acompañaba en el viaje, quien avisó a las azafatas cuando las contracciones se hicieron más intensas.
"La azafata me pidió calma, me dijo que iban a ver si podían hacer un aterrizaje de emergencia y me preguntó si había roto aguas", recordó la madre.
Un minuto después la mujer rompió aguas y la azafata pidió ayuda entre los pasajeros del avión, en el que, "por suerte -dijo-, viajaban un médico, un ginecólogo, una matrona y un cura".
"El niño salió enseguida, el parto duró sólo unos quince minutos", dijo la madre al agradecer al personal médico la atención prestada y al cura que bendijera al niño tras el alumbramiento.
"Esto es alegría", afirmó la mujer, quien relató que tras el nacimiento de su bebé todos en el avión festejaron con cava el nacimiento de Antonino.
Priscilla, la madre de Antonino, que al llegar a Madrid fue trasladada a un hospital, explicó que el niño pesó casi tres kilos y que dio a luz en la última fila del avión, un Airbus 319, asistida por el "completo equipo médico" que viajaba en el avión.
La mamá, que vive en la ciudad madrileña de Móstoles desde hace quince años, debió viajar a Malabo a pesar de estar en la semana 36 de embarazo por la muerte de su padre y embarcó de regresó el jueves por la noche en el avión de Iberia.
Priscilla sintió los primeros dolores nada más despegar, cuando hubo algunas turbulencias en el avión.
Fue una tía suya, quien le acompañaba en el viaje, quien avisó a las azafatas cuando las contracciones se hicieron más intensas.
"La azafata me pidió calma, me dijo que iban a ver si podían hacer un aterrizaje de emergencia y me preguntó si había roto aguas", recordó la madre.
Un minuto después la mujer rompió aguas y la azafata pidió ayuda entre los pasajeros del avión, en el que, "por suerte -dijo-, viajaban un médico, un ginecólogo, una matrona y un cura".
"El niño salió enseguida, el parto duró sólo unos quince minutos", dijo la madre al agradecer al personal médico la atención prestada y al cura que bendijera al niño tras el alumbramiento.
"Esto es alegría", afirmó la mujer, quien relató que tras el nacimiento de su bebé todos en el avión festejaron con cava el nacimiento de Antonino.
EFE