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lunes, 27 de junio de 2011

El hombre que dijo no a Angela Merkel

Antonis Samarás, líder del principal partido de la oposición griega, Nueva Democracia (ND, centro-derecha), salió bastante contrariado de la reunión que mantuvo el viernes en Bruselas con sus correligionarios del Partido Popular Europeo. Samarás (Atenas, 1951) se ha acostumbrado a oír últimamente repetidos llamamientos a la unidad nacional y al consenso político para sacar a Grecia adelante, pero no esperaba una interpelación tan directa por parte de sus socios europeos, y, menos aún, de la canciller alemana, Angela Merkel, que instó a la oposición griega a asumir "una responsabilidad histórica".

Pero ni siquiera picado en su amor propio -o en su orgullo patriótico, del que ha dado muestras a lo largo de su carrera política-, Samarás está dispuesto a dar su brazo a torcer. Los 86 diputados de ND votarán esta semana en contra del nuevo plan de ajuste para 2012- 2015, cuya aprobación debe desbloquear definitivamente la entrega del quinto tramo del rescate acordado en mayo de 2010 por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Grecia necesita imperiosamente ese dinero, porque solo tiene reservas hasta el 18 de julio.

"Me están pidiendo que apoye una medicina para alguien que está muriendo por culpa de esa misma medicina. No lo haré", manifestó Samarás, economista formado en Harvard, tras la reunión de Bruselas. Aun reconociendo la necesidad de una reforma que acabe con el enorme agujero negro fiscal, el líder de ND no está de acuerdo con las recetas anticrisis del Gobierno socialista, responsable, según él, "de la peor y más prolongada crisis de la historia de Grecia". Él propone bajar impuestos (sobre todo el del IVA y el de sociedades), lo que a su juicio serviría para crear empleo, incentivar el consumo y atajar la huida de Grecia de capital extranjero.

Todo parece indicar que si el primer ministro, el socialista Yorgos Papandreu, es incapaz de gobernar en medio de la galerna de la crisis -y de la rebelión interna en su propio partido-, Samarás no quiere hacerlo: hace apenas dos semanas, rechazó una oferta de Papandreu para integrar un Gobierno de unidad nacional; por el contrario, reiteró su petición de elecciones anticipadas y un nuevo inquilino en Megaro Maximu, la residencia del primer ministro.

En sus años mozos, Papandreu y Samarás compartieron habitación mientras estudiaban en el Amherst College, en Massachusetts. Hoy ambos comparten un barco a la deriva, pero uno intenta deshacerse del otro tirándolo por la borda. Samarás, que se queja de la imagen que los medios de comunicación extranjeros dan de él y de su partido, tiene la llave del Gobierno en la punta de los dedos, y no solo en las encuestas de intención de voto: si el plan de ajuste no sale adelante, el escenario de unas elecciones anticipadas -previsiblemente en el otoño- es más que plausible. Sería la culminación de su carrera, pero también la tumba de sus ambiciones políticas, pues la hercúlea tarea de sacar a Grecia del hoyo no parece ninguna recompensa.

Con un aire a la vez populista y patricio, Samarás ha sido ministro en cuatro ocasiones (dos de ellas, de Exteriores) en anteriores Gobiernos de ND. Se hizo cargo de su partido en otoño de 2009, después de que este registrara el peor resultado electoral desde su fundación, en 1974. Pero no siempre ha sido fiel a esos colores. En 1992 se vio obligado a salir del Ejecutivo que entonces presidía Konstantinos Mitsotakis por su extremismo en la llamada "cuestión macedonia" (Grecia bloquea desde 1991 la utilización de ese nombre por parte de la antigua república yugoslava homónima). Entonces Samarás fundó su propio partido, Primavera Política, y adelantó por la derecha a ND. El transfuguismo de un diputado de ND a la nueva formación provocó la caída del Gobierno en 1993.

En su corta andadura, Primavera Política, que rezumaba el populismo nacionalista de su líder, tuvo cierto éxito: logró 10 escaños en las elecciones del año 1993 y dos europarlamentarios en las elecciones de 1994. Pero en el año 1996 no obtuvo representación en la Cámara y en los comicios de 2000, Samarás pidió el voto para su antiguo partido. Un año después, disolvió Primavera Política y volvió al redil como en la parábola del hijo pródigo. De esa época -del año 1998, en concreto- datan los primeros datos maquillados de la economía griega, según informes del Fondo Monetario Internacional que hoy recuerdan algunos medios periodísticos locales.

EL PAIS/AFP