La principal empresa encargada de la gestión integrada de servicios ambientales de la capital italiana, Ama, informó hoy de que limpiar de chicles las calles le cuesta al ayuntamiento de Roma 5,5 millones de euros al año, a razón de uno por cada goma de mascar consumida.
Según el Ama, cada día se consumen 300.000 chicles, de los que 15.000 acaban en el suelo, un 5 % del total, señala el periódico romano "Il Messaggero", que se hace eco de los datos de la empresa privada.
Si todos esos chicles se extendieran durante un año, ocuparían una superficie de 3.650 metros cuadrados, una superficie similar a todo el escenario del Coliseo.
Las multas en Roma son de 50 euros para quien tira al suelo todo tipo de basura y desechos, cifra insuficiente para el presidente del Ama, Piergiorgio Benvenuti, a quien cita "Il Messaggero".
"Es importante que los ciudadanos asuman comportamientos correctos", dijo.
Benvenuti añadió que "es una buena costumbre dejar los chicles en su envoltorio (una vez masticados) para evitar que se peguen a las paredes" o escalones, algo muy común en el paisaje romano.
"Queremos potenciar programas de educación ambiental sobre todo entre los jóvenes", aseguró.
La composición sintética de los chicles y el empleo de una goma adherente en su elaboración hace que éstos sean resistentes también al aire y al agua, y que tarden cinco años en desaparecer.
Por eso, los expertos recomiendan el regreso a los chicles biodegradables, como los que masticaban los mayas, que se servían del látex de plantas fluviales para realizarlos.
EFE