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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Potosí recibe a Morales con una huelga de 48 horas

El propósito presidencial de gobernar Bolivia desde Potosí se ha visto empañado por una huelga general de 48 horas, decretada por el Comité Cívico de ese departamento. El objetivo es forzar el cumplimiento de compromisos suscritos en 2010 y exigir el respeto al escaño parlamentario perdido por la nueva distribución regional de curules en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
El presidente boliviano procura mantener la administración del país desde las regiones que se encuentran en vísperas de celebrar una fecha cívica, como es el caso de Potosí que recuerda su efeméride el 10 de noviembre. Morales se desplazó el martes, primer día de huelga general, por el área rural para visitar Chayanta y el distrito minero de Llallagua para entregar equipos eléctricos a cooperativas mineras.
El Comité Cívico de Potosí reclama al Gobierno que cumpla con su compromiso de atender los seis puntos prioritarios de una agenda de 50 asuntos acordados hace tres años, en agosto de 2010. Los potosinos se niegan a perder el escaño en la Asamblea Legislativa, que se le ha restado –a favor de Santa Cruz- por tener menor cantidad de población,según el censo de 2012.
Potosí, que dio a Morales el 80% de voto ciudadano para su reelección,se rebeló en agosto de 2010 para presionar al Gobierno. La protesta, una de las mayores en el país, se expresó en 19 días de paroy bloqueos de carreteras y calles, además de una huelga de hambre de más de 3.000 personas, incluido el gobernador Félix González, y otros ciento de residentes potosinos en La Paz.
El presidente del Comité Cívico de Potosí, Johnny Llally, demostraba su malestar en declaraciones a las radios Fides y Panamericana de La Paz. “Firmamos acuerdos para tener una fábrica de cemento, para que haya solución al problema de límites con Oruro. Hemos firmado para preservar el Cerro Rico [cuya cúspide está a punto de desaparecer] y para tener un aeropuerto internacional y una planta metalúrgica en Karachipampa. Y nada, no hay nada de nada”.
Los problemas limítrofes entre Potosí y Oruro se han agravado por la disputa de las tierras dedicadas al próspero cultivo de quinua, mientras que la planta de Karachipampa afronta diversos problemas que impiden su funcionamiento, pese a que el presidente Morales inauguró el encendido de los hornos.
El Gobierno considera que la huelga de 48 horas decretada por el Comité Cívico de Potosí es de índole política y electoralista, tras fracasar en el intento de llegar a acuerdos con los dirigentes de este organismo. Estos han dejado abierta la posibilidad de suspender las medidas de presión si Morales accede a reunirse con ellos y a escuchar sus planteamientos.
Los líderes regionales de Potosí advierten que la región necesita que el Gobierno atienda sus demandas para poder frenar la expulsión de pobladores de los bolsones de pobreza hacia el exterior o a otras regiones de Bolivia. También para evitar que miles de indígenas, especialmente mujeres con niños, lleguen a las ciudades del eje para pedir limosna.
Llally ha explicado que, además de esos seis puntos incumplidos por el Gobierno, la región necesita industrias que generen empleo, proyectos de desarrollo que beneficien a los potosinos y no solamente “tingladitos ni canchas con césped sintético”. Sus declaraciones aludían a las frecuentes inauguraciones que protagoniza el presidente Morales en las zonas rurales, convencido de que el deporte es un factor importante en el desarrollo humano. Entre las nuevas demandas está la participación de los potosinos en el proyecto de explotación de litio en el salar de Uyuni.
Los líderes regionales, que se mostraron satisfechos con el balance del primer día de paro, están seguros de que los pobladores acatarán con disciplina el segundo día de huelga. Al igual que el martes, los bancos, el comercio, mercados y centros de abastecimiento de alimentos seguirán cerrados el miércoles, y el transporte público replegado. También se mantendrán el cierre de salidas y accesos al resto de las regiones bolivianas.
Los funcionarios de oficinas públicas como la Gobernación y el Ayuntamiento trabajaron el martes a puerta cerrada. El presidente Morales espera reunir a los sindicatos campesinos en la misma ciudad de Potosí para la entrega de tractores el próximo día ocho, de acuerdo al informe oficial.
EL PAIS