El comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados (UNRWA), Filippo Grandi, expresó consternación por los reportes que indican que al menos 18 personas, incluidos uno de sus trabajadores y cinco niños palestinos refugiados, fueron muertos ayer en un ataque con explosivos en el sur de Siria.
La agresión a la escuela de la UNRWA donde se resguardaban esas personas también dejó más de 20 heridos, ocho menores y dos empleados de la Agencia entre ellos. Dos de los niños perdieron alguna extremidad.
Una enfermera de 50 años que se encontraba trabajando en una clínica cerca de la escuela se contó entre las víctimas.
Grandi recordó que este ataque ocurrió ocho días después de que la UNRWA condenara una explosión en otra de sus escuelas, que hirió a 40 estudiantes en el mismo poblado de Muzeirib.
"Debo expresar mi repulsión ante esta falta de respeto a la vida de los civiles y a las leyes internacionales. Todas las partes en conflicto están obligadas a garantizar que los civiles y las instalaciones de la ONU estén protegidas", apuntó.
Agregó que la tragedia de ayer es una muestra más de que el conflicto en Siria sólo puede cesar mediante el diálogo y la negociación política.
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