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miércoles, 13 de julio de 2011

Washington trata de vender los TLC como estrategia contra el desempleo en casa


Al anunciar las decepcionantes cifras sobre el desempleo en Estados Unidos, el viernes pasado, el presidente Barack Obama delineó una serie de estrategias para paliar la crisis laboral que incluyen la implementación de tratados de libre comercio (TLC) con Corea del Sur, Colombia y Panamá.

Los tratados están estancados en el Congreso, en parte por la oposición de algunos legisladores y grupos de presión que alegan que Colombia, en particular, no presenta las condiciones de respeto a los derechos humanos ni la protección a sindicalistas necesarias para aprobar el TLC.

Pero otros sectores, especialmente los que apoyan a las empresas privadas y a las multinacionales, sostienen que los TLC no solamente serían un motor de empleo en EE.UU. sino que evitarían la pérdida de muchos otros puestos de trabajo.

Según las encuestas, los analistas y varios observadores, la economía es y será el tema de la campaña presidencial que se avecina. Con la tasa actual de desempleo en 9,2% las perspectivas de reelección de Obama están en riesgo y el presidente querrá activar todas sus opciones para revertir esa tendencia.

Creación de empleo

Uno de las más fuertes apoyos para implementar los tres tratados de libre comercio pendientes viene de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, con sede en Washington.

La cámara advierte que de no ratificarse estos tratados podrían desaparecer hasta 385.000 puestos de trabajo por la pérdida de posición en el mercado como resultado de las ventajas que otros países obtendrían al tener ellos acuerdos con Colombia y Panamá.

José Raúl Perales, director para Américas de la Cámara de Comercio de Estados Unidos y director ejecutivo de la Asociación de Cámaras de Comercio de América Latina, dijo a BBC Mundo que estudios realizados sugieren que un número similar de puestos se crearían con un incremento de comercio libre de aranceles gracias a los TLC.

"Con la apertura del mercado colombiano se beneficiarían en términos de empleos los sectores de la construcción, productos agrícolas, otros alimentos como la carne de cerdo y de res, automóviles y telecomunicaciones. Sería muy amplio", comentó Perales.

No obstante, oponentes al TLC, como el mayor sindicato en Estados Unidos, el AFL-CIO, sostienen que estos tratados muy pocas veces cumplen lo que prometen.

"En términos de Colombia y Panamá, el número de empleos generados es tan relativamente bajo que a duras penas se notaría y no tendrían mayor impacto sobre la economía de EE.UU.", expresó Thea Lee, subdirectora de personal del AFL-CIO.

La dirigente sindical subraya que las empresas multinacionales representadas por la Cámara de Comercio sin duda esperan beneficiarse de los TLC, pero que eso es diferente a que crean que se van a generar un número significativo de empleos como resultado.

En respuesta, José Raúl Perales señala que, en estos momentos, la economía estadounidense necesita "cualquier cantidad de instrumentos para generar empleo" sin generar costos, en términos de subsidios y cree que su impacto se sentiría casi de inmediato.

"Tan pronto como queda ratificado un tratado -que no está sujeto a ser cancelado por factores políticos- eso le crea un horizonte mucho más amplio a los inversionistas para tomar decisiones y empezar a desarrollar negocios desde ahora y eso tiene un efecto inmediato sobre el desempleo que mejoraría a media que aumenta el volumen de negocios", aseguró. "Eso fue lo que ocurrió con el TLC de Chile y lo que ocurre actualmente con el TLC de Perú".

Comodín

Pero eso no resuelve las dudas que un tratado bilateral pueda terminar costándole trabajos a EE.UU. en lugar de generarlos.

"Lo que no sabemos es si las compañías van a empezar a desplazar trabajos de un país a otro una vez ratificado el tratado, que es lo que generalmente ocurre", advirtió Thea Lee del AFL-CIO. "Ese es un comodín que sigue siendo un factor aquí".

Perales reconoce que es un argumento real, teniendo en cuenta otras experiencias, pero afirma que no es el caso con Colombia ni Panamá. La posibilidad de que eso suceda es "minúscula".

"Los colombianos llevan exportando productos a EE.UU. libres de aranceles desde hace años en virtud del Acta de Preferencias Comerciales Andinas", explica. "Las empresas que hayan querido despachar empleos buscando mano de obra 'barata', ya lo pudieron haber hecho desde los 90".

En el caso panameño el riesgo es aún menor, manifiesta Perales, pues se trata de una economía que es en gran parte de servicios y no de una plataforma industrial competitiva de manufactura.

La medida para ratificar los tres TLC pendientes cuenta con suficiente apoyo dentro del Congreso, pero está trabada por una Ley de Ajuste que está atada a la ratificación y que tiene que ver con un sistema de subsidios al desempleo para trabajadores que se vean afectados por los tratados.

A comienzos de mes, líderes republicanos en el Senado boicotearon una audiencia para avanzar esta ley, lo que les ganó la crítica de demócratas que lo consideraron parte de una estrategia de campaña electoral republicana.

Derechos laborales

Pero hay oposición de otros sectores de la sociedad. Grupos de presión, en Washington, realizaron una manifestación frente a la Casa Blanca el lunes protestando contra la violación de los derechos laborales en Colombia y la violencia a la que están sujetos los trabajadores que buscan reivindicar esos derechos.

Aunque la situación ha mejorado desde el auge de la violencia a comienzos de la década pasada, el principal sindicato de Estados Unidos no está satisfecho con las cifras de sindicalistas asesinados en 2010 y en lo que va de 2011.

"No son cifras aceptables y no podemos permitirnos la comodidad de pensar que esos problemas están en el pasado", resaltó Thea Lee. "Están muy presentes".

Aunque el AFL-CIO piensa que Colombia no está lista todavía para entrar en un libre comercio con EE.UU., José Raúl Perales dice que la Cámara de Comercio está confiada en la pronta ratificación "antes del receso del Congreso a finales de agosto".

Sin duda se observará con gran interés el efecto que esa evebtual ratificación tenga frente al desempleo en momentos en que comienza la campaña por la reelección del presidente Barack Obama.

Los analistas, inclusive los economistas de la Casa Blanca, creen que para los comicios de noviembre 2012 la tasa no estará por debajo de 8%.

Desde la Segunda Guerra Mundial, ningún presidente estadounidense ha sido reelegido en medio de una cifra de desempleo tan alta.

William Márquez
BBC Mundo, Washington