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jueves, 24 de enero de 2013

El autor revelación de Portugal,un ingeniero parado que aún no se ve escritor


João Ricardo Pedro, un ingeniero en paro que se ha convertido en el autor revelación de Portugal con su primera novela, aseguró hoy que todavía no se siente escritor y que, a pesar del éxito de crítica y ventas que ha tenido hasta ahora, tiene que probarse a sí mismo que sirve para esto. 

"Todavía no me siento escritor, a pesar de haber escrito un libro y estar escribiendo otro. Cuando me miro al espejo, me digo, 'eres escritor'. Pero tengo que probarme a mí mismo que puedo escribir más libros y luego, ya se verá", advirtió este portugués de 39 años que con "Tu rostro será el último", ha ganado el Premio Leya, el más importante de las letras lusas. 

Le han llegado a comparar con Gabriel García Márquez y José Saramago, lo que a Joao Ricardo Pedro le da "un poco de vergüenza", confesó en una entrevista con Efe. 

"Llevaba mucho tiempo con ganas de escribir y, cuando me encontré sin trabajo, pensé que ahora o nunca, pero no me imaginé que el libro tendría este éxito", indicó el autor, que no obstante, subrayó que no siente la presión de la fama al estar escribiendo su segunda novela. 

A pesar de ello, no cree ser un ejemplo ya que, dijo, fue un parado con mucha suerte. 

"Tenía cierto confort financiero y por eso pude quedarme en casa a escribir", indicó Joao Ricardo Pedro, que sostuvo que la mayor parte de los parados no tiene esa suerte: "Su dificultad es poner todos los días comida sobre la mesa. Ese fue un drama que yo no pasé". 

Empezó con historias sueltas y, tras seis meses, se dio cuenta del libro que quería, una novela que hizo de forma "instintiva" y que no es autobiográfica, aunque en ella hace uso de sus memorias. 

"La historia del libro no es mi historia ni de la de mi familia, pero podría haberlo sido", explicó Pedro, que llegó a identificarse con el protagonista de su novela, Duarte, de su misma edad, un personaje con el don de la música y que, a la pregunta de un médico, responde: "No fui yo el que empezó a tocar el piano. Fueron mis manos". 

Al igual que su protagonista, Joaó Ricardo Pedro manifestó que, cuando empezó a escribir un capítulo en el ordenador, a las dos o tres palabras se preguntaba: "¿De dónde viene?. Parece magia". Y, aunque luego hay mucho trabajo literario y de oficina, "de dónde viene la primera idea, es un gran misterio". 

La novela construye la historia de una familia portuguesa marcada por los largos años de dictadura, represión política y guerra colonial vividas por el país luso. 

El estallido de la Revolución de los Claveles es el comienzo de la presentación de una serie de personajes, todos interrelacionados entre sí, que sirven como hilo conductor para construir la historia de una familia a través de tres generaciones durante el último tercio del siglo XX. 

Aunque entrelazadas en el desarrollo de la narración, con constantes saltos temporales, el libro está estructurado en pequeñas historias separadas que escribió a veces simultáneamente, una forma que reconoce que es "un poco extraña". 

Con poco más de 200 páginas, la historia del libro podría haber sido escrita en 800, indicó el autor, que ha preferido que sea más corto "pero más intenso". 

Y es que "se puede ver un partido de fútbol de hora y media, pero, cuando vemos el resumen del juego, solo salen los goles. Lo que yo quise con el libro es que se basara en los goles, en los momentos importantes de los personajes", destacó. 

Aseguró también que no tenía mucha conciencia de los recursos literarios que utilizaba y que lo que quería era encontrar la forma de emocionar al lector. 

Para Pedro, el eje del libro es cómo las personas gestionan un don, una situación que muchas veces no conduce a la felicidad, sino que "se convierte en un fardo, en un peso". 

Desde hace varios meses está escribiendo su segunda novela, pero dijo que está en esa fase en la que todavía no sabe "de qué va el libro", ambientado en la Lisboa actual. 

Un libro que le servirá para comprobar si, como parece, es definitivamente un buen escritor.
EFE