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lunes, 9 de noviembre de 2015

ECONOMIA

La OCDE también discrepa de la previsión de crecimiento del Gobierno

Bruselas no está sola en sus discrepancias con el cuadro macroeconómico español: la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) también cree que España crecerá menos en 2016 de lo que prevé el Ejecutivo de Mariano Rajoy. En su informe semestral de previsiones, el think tank de los países ricos vaticina que la economía española se expandirá un 3,2% este año y un 2,7% el próximo, frente al 3,3% y el 3% que pronostica Moncloa. Su escenario es una décima mejor que el de la Comisión Europea para el año en curso e idéntica para el próximo. En 2017 la brecha entre la previsión de crecimiento la OCDE (2,5%) y la del Gobierno (2,9%) se ensancha, pero sigue situando a España como la economía más dinámica de entre los grandes países de la eurozona. Respecto a su anterior informe, publicado en mayo, el ente revisa tres décimas al alza el crecimiento esperado en 2015 y rebaja en una décima el de 2016.
El organismo que reúne a los 34 países más industrializados del mundo sí confía en cambio en que el déficit público cumpla el objetivo del 4,2% fijado por las instituciones europeas para este año. En 2016, según sus cálculos, España se desviará solo una décima (2.9% frente al 2,8%). Bruselas, por el contrario, cree que el desfase entre ingresos y gastos de las administraciones públicas será del 4,7% en 2015 y del 3,6% el próximo ejercicio, lo que obligaría al Gobierno que salga de las urnas el próximo 20 de diciembre a afrontar recortes de hasta 9.000 millones de euros.
En el capítulo de desempleo, gran lastre de la Gran Recesión, también hay mayor sintonía entre los cálculos gubernamentales y los del organismo presidido por el mexicano Ángel Gurría. Aunque la OCDE sostiene que España no bajará de la barrera del 20% hasta bien entrado 2016, las discrepancias entre la previsión del Ejecutivo (22% de media este año y 19,7% en 2016) y las suyas (22,1% y 19,8%) es de solo una décima. Para 2017 la horquilla entre ambos pronósticos se agranda: Moncloa vaticina que la tasa de paro cerrará en el 17,6% y la OCDE prevé seis décimas más.
A pesar de las diferencias entre ambas previsiones de crecimiento, la organización que agrupa a las economías más avanzadas subraya que la "robusta" recuperación española continuará en 2016 y 2017 aunque a un "ritmo más lento" a medida que el viento de cola de la depreciación del euro y los bajos precios del petróleo y otras materias primas "se disipan". "Los tipos bajos a los que se financian empresas y familias y una política fiscal levemente expansiva seguirán durante los dos próximos años", añade el departamento de análisis de la OCDE, que también aplaude las "reformas estructurales" puestas en marcha. A las puertas de laselecciones generales y en plenodesafío soberanista catalán, el informe hace referencia a la "posible incertidumbre política" como uno de los "riesgos" que acechan a la economía.
En el debe, el organismo pide a las autoridades españolas que prosiga con la consolidación fiscal y tome más medidas para relanzar la innovación y ganar productividad y exhorta a mejorar la formación de los desempleados para dar la vuelta al aumento de la desigualdad desde el estallido de la crisis. El informe de previsiones económicas incluye un capítulo medioambiental, en el que se implora a España a aumentar la carga fiscal sobre el diésel, "que soporta una presión impositiva menor que la de la gasolina pese a ser más contaminante". También aboga por reformar la fiscalidad de los combustibles utilizados por la industria y los empleados en la calefacción de los hogares.

Nuevo a la Comisión y a Alemania: el BCE no puede hacer todo

La OCDE no es ajena a una realidad presente en media Europa: alejado de los focos y de los discursos triunfalistas de muchos Gobiernos, el Banco Central Europeo (BCE) se ha mostrado como el verdadero artífice de la incipiente recuperación económica en el sur del Viejo Continente. Y así lo reconoce el organismo dirigido porGurría. “Las autoridades deben aprovechar la acción del BCE para crear un dinamismo económico duradero” avisa la economista jefe del organismo Catherine L. Mann.
La receta del organismo para Europa es un calco de la aplicada al otro lado del Atlántico: más flexibilidad fiscal para estimular el crecimiento y reducir así el peso de la deuda sobre el PIB. A esto se añade, en el caso europeo, un alegato en favor de una mayor armonización de las respectivas normativas nacionales. En otras palabras: más inversión pública y privada que aproveche el entorno de tipos bajos y más mercado común para que la UE vuelva a “liderar el crecimiento económico mundial”.
Los precios, en cambio, siguen lejos del objetivo de estabilidad de largo plazo y se han erigido en el gran quebradero de cabeza deMario Draghi, que ya prepara una nueva ronda de flexibilización cuantitativa para diciembre. “La efectividad de estos programas monetarios es menor dada la fragmentación del sector financiero y los elevados niveles de deuda de empresas y familias, que frenan el crecimiento del crédito”, apunta la OCDE.En marzo, años después que sus pares estadounidense, japonés y británico, el Eurobanco lanzó unambicioso programa de compra de deuda pública y privada con el objetivo relanzar una economía paralizada, debilitar el euro para favorecer las exportaciones y alejar el fantasma de la deflación. La primera y la segunda meta están cada vez más cerca: los países que más han sufrido los estragos de laGran Recesión crecen con fuerza, reduciendo poco a poco las ingentes bolsas de desempleo acumuladas durante los años más duros de la crisis y el euro se acerca a pasos agigantados hacia la paridad con el dólar.EL PAIS