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jueves, 7 de abril de 2016

Estado Islámico secuestró a 300 obreros de una fábrica de cemento en Siria

(Siria, 7 de abril. AFP). – Más de 300 empleados de una planta de cemento al noreste de Damasco fueron secuestrados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que el jueves sumó un nuevo revés al perder su principal punto de paso a Turquía.
Expulsado de Palmira y de Al Qaryatayn (centro) y a la defensiva en la provincia de Alepo (norte), el EI lanzó el lunes una ofensiva en la región de Dmeir, al noreste de la capital Damasco, en donde secuestró a más de 300 empleados de una cementera, según la agencia oficial siria Sana.
“La empresa indicó al ministerio sirio de Industria que por ahora no ha podido entrar en contacto con las personas secuestradas”, indicó Sana.
Un responsable administrativo de esta planta privada, la única activa en el país, confirmó que la compañía “perdió contacto” con sus obreros.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), 35 combatientes del EI y 20 miembros de las fuerzas del régimen han muerto desde el lunes en Dmeir.
La localidad está dividida entre las zonas que controla el EI al este y las posiciones rebeldes en el oeste, pero el aeropuerto militar y las plantas de electricidad siguen en manos del gobierno.

Nuevo revés

Diez días después de la pérdida de Palmira, el EI registró un nuevo revés el jueves al perder su principal punto de paso a Turquía, según el OSDH.
“Facciones rebeldes e islamistas tomaron el control del noreste de Al Rai”, una ciudad fronteriza con Turquía, en la provincia de Alepo, después de dos días de lucha contra el EI, dijo el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, según él, se trata de “uno de los últimos” puntos de paso del EI a Turquía.
El Observatorio, que cuenta con una importante red de fuentes en toda Siria, dijo también que dos responsables del EI murieron en un ataque aéreo de la coalición internacional cerca de Al Rai.
Desde hace casi dos semanas, el grupo ultrarradical ha perdido el control de al menos 18 localidades que controlaba desde hace dos años en la provincia de Alepo.
Para Abdel Rahman, “todas las partes en conflicto en Siria están concentrando sus operaciones contra el EI, ya sean los rebeldes, el régimen o los kurdos”. “Es una especie de distribución de roles bajo la supervisión de los estadounidenses y los rusos,” patrocinadores de la tregua que entró en vigor a finales de febrero entre el régimen y los rebeldes.
El alto el fuego ha permitido que las tropas del gobierno se concentren en la lucha contra los yihadistas, excluidos del acuerdo iniciado por Washington y Moscú.

Regreso a Palmira

En el plano diplomático, el mediador de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, anunció que la próxima ronda de negociaciones de paz en Ginebra comenzará el 13 de abril, día en el que las autoridades sirias tienen previsto celebrar elecciones legislativas en los territorios que controla.
Antes de la reanudación de estas conversaciones indirectas entre rebeldes y el régimen sirio, De Mistura tiene previsto ir a Moscú y Teherán.
Naciones Unidas anunció por otra parte que prepara para la próxima semana una importanteevacuación de unos 500 enfermos y heridos atrapados en cuatro localidades sitiadas de Siria.
En tanto, el gobierno organiza los primeros retornos a Palmira. “El primer grupo de buses que transportan a los residentes de vuelta a Palmira va a salir el sábado. Los residentes comenzaron a registrarse hoy”, dijo a la AFP un funcionario del gobierno provincial.
Se estima que entre 50.000 y 70.000 personas vivían en esa ciudad antes de la llegada del grupo yihadista y unas 15.000 durante la presencia del EI, que capturó la ciudad en mayo de 2015.
Cerca del 45% de la parte residencial de Palmira quedó destruida y la parte antigua está ahora libre de minas.
La guerra en Siria ha dejado más de 270.000 muertos en cinco años de conflicto y obligado a más de la mitad de la población a huir de sus hogares.
Unas 500.000 personas viven sitiadas en Siria por el ejército, rebeldes o el EI.
“En varias zonas asediadas, el horror sigue estando presente”, estimó en un comunicado la ONG Médicos Sin Fronteras, que afirmó que “a los pocos convoyes de ayuda humanitaria internacional que logran entrar (…) les retiran artículos médicos esenciales, como material quirúrgico, anestésicos o bolsas de sangre”.