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miércoles, 4 de abril de 2012

Descubre cómo el ejercicio en bicicleta reduce la sensibilidad sexual de la mujer

Montar en bicicleta puede causar una reducción en la sensibilidad genital y otros problemas de salud sexual en las mujeres, especialmente cuando el manubrio es más bajo que el asiento. Ésa es la conclusión de una nueva investigación llevada a cabo por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, Estados Unidos.

Estudios publicados en el pasado han mostrado ya que la bicicleta puede causar trastornos genitales y disfunción eréctil en hombres. Esto se debe principalmente a la presión que ejerce el asiento de la bicicleta en el área genital.

Según los expertos, el asiento de las bicicletas puede ser un riesgo de disfunción eréctil debido que comprime el área del perineo ,la región anatómica que comprende el piso de la pelvis, entre el ano y el escroto.

El asiento de la bicicleta, dicen los expertos, ejerce presión en esta región comprimiendo arterias y nervios muy importantes que son necesarios para el funcionamiento sexual normal.

Otros estudios han mostrado que los hombres que montan en bicicleta al menos 5 horas a la semana pueden presentar un conteo menor de espermatozoides y menores posibilidades de concebir.

Adormecimiento genital

Según los investigadores, muchas mujeres que andan en bicicleta o toman clases de spinning (bicicletas estacionarias en un gimnasio), se han quejado de adormecimiento y pérdida de sensibilidad en el área genital. Pero hasta ahora el vínculo no se había confirmado en investigaciones.

La nueva investigación, publicada en Journal of Sexual Medicine (Revista de Medicina Sexual), encontró que el asiento de la bicicleta también puede ser un riesgo para las mujeres.

El estudio siguió a mujeres que realizaban trayectos de al menos 16 kilómetros a la semana en bicicleta, durante 4 semanas al mes.

Las participantes llevaron sus propias bicicletas al laboratorio donde fueron colocadas en máquinas estacionarias para que las mujeres las montaran como solían hacerlo en el exterior.

Los científicos compararon el efecto de diferentes tipos de bicicletas, con diversas posiciones de asientos y manubrios, y la presión en el piso pélvico de las ciclistas.
El análisis midió la sensación genital de las participantes en micrómetros (una milésima de milímetros) utilizando un estesiómetro, un instrumento para medir la sensibilidad táctil.

También se llevaron a cabo mapas computacionales de la presión que ejercía el asiento y se compararon ambas mediciones.

Los resultados mostraron que el factor que producía el mayor impacto en las participantes era la posición del manubrio.

Las mujeres que utilizaban bicicletas que tenían manubrios ubicados a nivel más bajo que el asiento tenían una mayor presión en el perineo y una menor sensación en el piso pélvico, entre el ano y la vagina.

Según los investigadores, entre más bajos los manubrios (en relación con el asiento), más debe inclinarse hacia adelante la mujer lo cual la fuerza a colocar un mayor peso corporal sobre el perineo.

El problema se vio más exacerbado en las participantes que utilizaban el llamado manubrio caído, con el cual las manos deben colocarse aún más abajo y la ciclista debe inclinarse mucho más que con los otros tipos de manubrio.

"Básicamente mostramos que puede haber factores de riesgo modificables asociados a las mujeres ciclistas" explica la doctora Marsha Guess, quien dirigió el estudio.

"Estos resultados ofrecen información importante para educar a las ciclistas para que lleven a cabo prácticas seguras que reduzcan la presión y la pérdida de sensibilidad en el piso pélvico".

La conclusión, dicen los investigadores, es que "modificar la organización de la bicicleta podría ayudar a aliviar las neuropatías en las mujeres ciclistas".

Pero subrayan que este fue un estudio pequeño y ahora será necesario llevar a cabo más investigaciones para analizar con más detalle estas asociaciones. 

BBC