Lo Último

.

.

domingo, 29 de mayo de 2011

Hay que buscar nuevas fuentes de energía

El mayor porcentaje de la oferta energética del mundo es extraída de los combustibles fósiles: gas, petróleo y carbón. La energía tiene múltiples usos, domésticos, industriales, para la movilidad y el consumo público; si a eso se le suma el hecho de que las principales fuentes son agotables y que las grandes reservas naturales se encuentren en unos cuantos países, es posible pronosticar una crisis futura si no hay una fuente para suplir la demanda que hoy tiene la energía de origen fósil.

En este sentido, la tendencia mundial se encamina hacia la producción de energía renovable, o aquella que se obtiene de fuentes naturales que se renuevan naturalmente o son inagotables; que además tienen un elemento de sostenibilidad ambiental.

Así que el abastecimiento energético cada vez más se convierte en un tema crítico, que preocupa, sobre todo, a los líderes económicos y políticos de los países más desarrollados, los cuales tienen una demanda de energía superior a la que pueden suplir por sí mismos. Pero todas las economías globales, de uno u otro modo, ya sienten los efectos de depender de combustibles fósiles, principalmente por el comportamiento de los precios.

“Los productos energéticos tienen un precio que es fijado a través del comportamiento de la oferta y la demanda global”, explica César Corredor, director del IEEC de Uninorte, y agrega que el mercado de la energía es más un asunto de mercado mundial, que de estructura local, lo cual media la posibilidad de maniobra de los gobiernos.

Si bien la condición de Colombia no es preocupante en cuanto a abastecimiento energético, apostarle a la innovación en el sector debe ser cada vez más prioritario. El país tiene alta dependencia de combustible fósil, con el petróleo en primer lugar; seguido del gas natural y el carbón mineral.

“Nuestras reservas de carbón podrían alcanzar para 200 años, pero para las de gas natural y petróleo no se augura una autosuficiencia más allá del año 2030”, dice Lesme Corredor, profesor del departamento de Ingeniería Mecánica de Uninorte, quien además es miembro del Consejo Mundial de la Energía.

Por el lado de la energía contenida en los saltos hidráulicos y de los biocombustibles de reciente incorporación, esta no supera el 10% del total de la oferta. Sin embargo, para la producción de electricidad predomina la generación hidráulica, lo cual evidencia que en este campo Colombia es altamente renovable.

Y es que el potencial del país para generar electricidad a partir de fuentes renovables distintas de la hidroelectricidad, es uno de los más altos de América Latina, especialmente las que aprovechan la energía eólica y las basadas en el uso de biomasa.

“Un kilovatio/hora de energía eólica cuesta entre 4 y 6 centavos de dólar. Aunque su confiabilidad es del 30%, es una alternativa altamente costo-eficiente”, señala David Díaz, profesor del IEEC de Uninorte.

Hacen faltan políticas. Diversos estudios realizados por la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) muestran que el país tiene garantizada la autosostenibilidad eléctrica en el largo plazo con la incursión de nuevas centrales hidráulicas y térmicas. “No obstante, para diversificar nuestra canasta energética se requiere de una política que impulse las fuentes energéticas no convencionales por su elevadísimo potencial de producción”, comenta Lesme Corredor.

Desde 2002, la legislación colombiana concede descuentos tributarios a los generadores de energía eólica y productores de biomasa que aprovechan el mecanismo de desarrollo limpio del Protocolo de Kioto. “Estos son incentivos de oferta y se requiere complementarlos con incentivos de demanda para estimular a las plantas eléctricas y consumidores en general a preferir las fuentes renovables”, señala Díaz.

La región caribe, dadas sus condiciones geográficas, puede ser sin duda una potencia para el desarrollo de estas tecnologías, lo cual contrasta con el hecho de que no lidera ni las políticas económicas, ni las regulaciones, ni los macroproyectos orientados a la agregación de valor. Hay un vacío enorme de capital humano formado al más alto nivel, que lidere estos procesos en la región.

Esta situación motivó a la Universidad del Norte a seleccionar a la energía como una de sus áreas estratégicas de investigación, teniendo como principio la sostenibilidad energética. Los retos serán enormes, porque en el país el tema no tiene mucho camino recorrido, pues de los 162 grupos de investigación nacionales, sólo 6 se centran en el uso de la energía.

INVESTIGACIÓN

Estrategia de la energía. Distintos sectores nacionales ya estudian la forma de permitir que estas nuevas fuentes de energía ingresen a operar en el sistema de manera competitiva. El trabajo debe centrarse en la investigación y desarrollos que la conviertan en una fuente de abastecimiento importante para la economía.

Uninorte, desde sus áreas académicas, con el apoyo de empresas y entes públicos nacionales e internacional, viene trabajando con este propósito, diferenciando cinco ejes de investigación: energías renovables, no renovables, eficiencia energética, educación para la sostenibilidad energética, economía y política energética.

Por Alianza EL HERALDO
Instituto de Estudios Económicos de la  Universidad del Norte





No hay comentarios: