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lunes, 4 de julio de 2011

INTERNACIONALES

Los militares prometen respetar el resultado de las elecciones en Tailandia

Tailandia ha entrado en una nueva etapa, y los militares han dicho que la respetarán. El ministro de Defensa, el general Prawit Wongsuwon, ha asegurado que el ejército acepta la victoria en las elecciones del domingo pasado de Yingluck Shinawatra, hermana menor del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, que fue depuesto en un golpe hace cinco años. Yingluck, que será la primera mujer que ocupa el cargo de primer ministro en Tailandia, ha dicho que formará un Gobierno de coalición de cinco partidos, que controlará 299 de los 500 escaños que tiene la cámara baja; es decir, el 60%.

"He hablado con los líderes militares. Permitiremos que los políticos trabajen. El pueblo ha hablado claramente, así que los militares no podemos hacer nada. Lo aceptamos", ha afirmado Wongsuwon, informa France Presse. Sus declaraciones tienen suma importancia en este país, que ha vivido 18 golpes exitosos o fallidos desde que se convirtió en una monarquía constitucional en 1932, y renuevan la esperanza de que la estabilidad se instale en Tailandia tras cinco años de tensión política, manifestaciones y protestas populares desencadenadas como consecuencia de la expulsión del poder de Thaksin en 2006. La crisis llegó a su máximo el año pasado, cuando miles de camisas rojas -seguidores del ex primer ministro- acamparon en el centro de Bangkok durante semanas, hasta que Abhisit sacó los tanques a la calle y los expulsó. Las protestas dejaron un balance de 91 muertos.

Yingluck, una empresaria de 44 años, ha barrido en los comicios al lograr su partido -Puea Thai- 265 escaños, frente a los 159 del Partido Demócrata del primer ministro Abhisit Vejjajiva, según los resultados preliminares. Su victoria, sin embargo, ha quedado eclipsada por las críticas de quienes aseguran que la ha logrado gracias a su hermano mayor de quien, según afirman, es una mera correa de transmisión. La primera ministra electa, que carece de experiencia política, ha asegurado que su prioridad es reconciliar el país, que se encuentra profundamente dividido. Ha declarado que planea poner en marcha una serie de programas populistas -al estilo de los que desplegó su hermano-, que van desde un incremento de alrededor del 40% del salario mínimo a recortes de impuestos, la distribución de tabletas electrónicas gratis para casi un millón de niños y la extensión de líneas de metro. Yingluck espera con sus medidas incentivar el consumo, especialmente en las zonas rurales. Pero la joven primera ministra tendrá que responder a las demandas de los camisas rojas, que exigen una investigación de la represión militar de las protestas del año pasado, durante las cuales fue utilizado fuego real. Thaksin, que se encuentra autoexiliado en Dubai, ha dicho que no tiene planes, de momento, para regresar a Tailandia ni aspiraciones de poder. El popular político entre los campesinos y las clases trabajadoras es visto por las élites como un corrupto y una amenaza para la monarquía.

Thaksin, que fue primer ministro entre 2001 y 2006, está acusado en Tailandia de corrupción; un cargo que, según asegura él, tiene motivaciones políticas. La pregunta que muchos se hacen ahora es cuándo traerá Yingluck a su hermano de vuelta a casa. Una amnistía para el magnate de las telecomunicaciones y su regreso podrían provocar la ira en los círculos de palacio, empresarios y militares, y provocar las protestas de los llamados camisas amarillas.

EL PAIS/EFE