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sábado, 26 de mayo de 2012

“Las óperas de Mozart son perfectas a nivel de música y de texto. Es como tallar un diamante”


AFP) El respetado maestro venezolano Gustavo Dudamel, director musical de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles (LA Phil), abrió mayo con “Don Giovanni” un ciclo de tres años dedicado a Mozart, cuyas obras obligan a los músicos a “acercarse a la perfección”.
Tras realizar una retrospectiva integral de las sinfonías de Mahler a principios de este año, este prodigio de la música de 31 años formado en el corazón de El Sistema, un programa de educación musical creado en Venezuela en 1975 para las clases más desfavorecidas, se lanza junto a su orquesta a escalar un nuevo Himalaya de la música occidental: la trilogía lírica Mozart-Da Ponte, formada por “Don Giovanni”, “Las Bodas de Figaro” y “Cosi fan tutte”.
El “proyecto Mozart” de Dudamel y de la LA Phil es innovador en varios sentidos. El director venezolano no sólo invita a la ópera a entrar en el templo sinfónico del Walt Disney Concert Hall, sino que los decorados de las obras fueron confiados a arquitectos de renombre, mientras que el vestuario está en las manos de varios diseñadores de moda.“Creo que es muy importante para una orquesta sinfónica tocar ópera. Es crear cierta flexibilidad. Y las óperas de Mozart son perfectas a nivel de música y de texto”, afirma el director de orquesta durante una entrevista concedida a la AFP.
Así pues, el canadiense Frank Gehry, arquitecto del espléndido Walt Disney Concert Hall, es el responsable de los decorados de “Don Giovanni”, mientras que el francés Jean Nouvel se hará cargo el año próximo de ambientar “Las bodas de Figaro”. Por el momento, todavía no se conoce qué equipo artístico se ocupará de los decorados de “Cosi fan tutte”, que se representará en 2014.
Desde el punto de vista musical, Gustavo Dudamel destaca las ventajas de las representaciones que han realizado de “Don Giovanni” y que terminan el sábado. “Cuando estamos haciendo música sinfónica de Mozart, por ejemplo, la orquesta suena distinto”, asegura Dudamel.
“Porque nos aparece una tonalidad menor que, de repente, te lleva a ‘Don Giovanni’, y suena más trágica, mucho más angustiosa. Entonces, tú ves el efecto del hecho de hacer ópera, cómo crea esta flexibilidad creativa dentro del músico sinfónico”, explica el maestro venezolano.
La música de Mozart – “una de las primeras obras que recibí fueron (sus sinfonías) 40 y 41, en una partitura verde chiquita cuando tenía 9 años“, recuerda- obliga según él a “aproximarse a la perfección porque es muy desnuda”.
“Todo se puede ver. Cualquier error, así sea mínimo, sale inmediatamente. Es bello y peligroso a la vez, porque esta música está abierta a que tú la frasees de una manera muy personal, pero se corre el riesgo de abusar”, observa.
El director venezolano, con una gestualidad y expresividad en la tarima legendarias, asegura que su concepto de Mozart “es muy simple” y no ha cambiado desde sus primeros ensayos adolescentes. “Pero sí, ha habido una evolución de cómo conseguirlo. En la juventud, la pregunta es ‘cómo’ lograr algo. Mientras vas madurando te encuentras con la pregunta de ‘por qué’. Esta evolución la siento”, confiesa.“Hay que ser muy cauteloso, es como cortar un diamante. Tienes que realmente estar seguro para poder lograr tallarlo y no dañarlo”, afirma el maestro en pleno ciclo dedicado a Mozart.
Aunque asegura “ser extremadamente autocrítico hasta ser, a veces, muy duro” consigo mismo, Gustavo Dudamel reconoce que su relación con la LA Phil, orquesta que dirige desde 2009 -con un contrato que se extiende hasta 2019- es excepcional.
“Poco a poco unificamos una personalidad” para esta orquesta, admite. “Hemos encontrado un balance dentro del concepto del sonido, del compromiso, de la responsabilidad que se tiene con la música, del evadir completamente la rutina, entregarse al 100%, y de buscar la perfección”, subraya el joven director.
Liderar algo así para mí es un honor. Porque contar con un grupo de músicos de tan alto nivel y que, además, están abiertos a creer en tu locura es lo más bello. ¿Qué más puedo pedir?”.