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miércoles, 8 de agosto de 2012

El italiano corre el peligro de convertirse en “italenglish”


 EFE) La lengua de Dante corre peligro de convertirse en un “italenglish” en el mismo corazón de Italia, donde hasta el presidente de Gobierno, Mario Monti, confiesa en una entrevista que tiene un “sense of humor” muy anglosajón, sin mentar sus frecuentes lecciones de economía solo aptas para angloparlantes.
No digamos ya si un italiano intenta comprender las nuevas medidas económicas impuestas por el Gobierno a través de la lectura de cualquier artículo de un diario de Italia.
Todos ellos están salpicados de palabras como “spread” (prima de riesgo), “spending review” (revisión del gasto), “bond” (bonos), “soft skills” (habilidades sociales) o “fiscal compact” (pacto fiscal).
La lengua inglesa tiene el monopolio lingüístico en el mundo, es ya una lengua planetaria y, mientras España y Francia mantienen fuertes políticas de proteccionismo lingüístico, Italia ha preferido adecuarse a todos estos nuevos términos de los mercados lo que no deja de ser un servilismo”, dijo a Efe el lingüista de la Universidad de Salerno, Sergio Lubello.
Entre la mitología del inglés y el provincianismo de muchos italianos que piensan que por decir cuatro palabras en ese idioma, significa ya hablarlo, “la lengua anglosajona se instala perfectamente en Italia que carece de política cultural lingüística”, asegura Lubello.
Los jóvenes italianos se comunican por el “computer” y quedan el “weekend” para tomar un “drink”.
Maravilla a los extraños que los italianos utilicen en la lengua de Shakespeare términos de origen latino como “escalation”, “database” o el propio “sense of humor” del que hace gala Monti, palabras procedentes del latín, esencial en la formación de la identidad europea occidental y en la creación de las grandes lengua nacionales, entre ellas, el italiano.Aunque algunos lingüistas están convencidos de que de la misma forma que entraron estos anglicismos igual desaparecerán, la maltrecha Accademia della Crusca (nombre de la academia de lengua italiana), con sede en Florencia y amenazada de cierre “por falta de fondos”, levanta la voz.Más sorprende aún es que en un país nacionalista como Italia, donde su bandera se borda hasta en los calcetines y su presencia en un producto alimentario o textil es garantía de calidad, exista un ministerio de Welfare (Bienestar), sin hablar del “Election Day” (Día de Elecciones) con su consiguiente “exit poll” o sondeos a pie de urna.
La decisión de la prestigiosa institución docente, el Politécnico de Milán de impartir cursos de postgrado y de doctorado en investigación técnico-científica exclusivamente en inglés a partir de 2014 ha enfrentado al Gobierno y a los lingüistas italianos.
Para el vicepresidente de la Academia de la Crusca, Luca Serianni, cuya “Gramática” es la piedra angular para el estudio de las reglas del italiano, si el Politécnico lleva a cabo su proyecto,la lengua italiana perderá una parte importante de sí misma, y por tanto, la posibilidad de expresarse en el ámbito técnico.
El filósofo Tullio Gregory también objetó el plan recientemente en las páginas del rotativo “Corriere della Sera”: “Imponer el inglés no nos hace más modernos ni más productivos. Daña la cultura humanística y científica”.
Esta no es la posición del Gobierno tecnócrata procedente en su mayoría de la Universidad privada Bocconi de Milán y entre las más prestigiosas de Italia, donde desde hace años, muchas disciplinas se imparten en inglés.
Se trata de internacionalizar y hacer más competitivo al Politécnico asegura el ministro de Educación, el ingeniero Francesco Profumo, quien sostiene que impartir las clases exclusivamente en inglés “aumentará la aptitudes de los graduados italianos, además de atraer estudiantes del extranjero”.
Emanuele Banfi, presidente de la Sociedad de Lingüística Italiana se decanta por un “bilingüismo virtuoso que favorecería los contenidos, su divulgación y la formación completa de los estudiantes, italianos y extranjeros”, según sostuvo el pasado 27 de abril en un discurso en la Crusca.
Y mientras lingüistas, filósofos y políticos se pierden en diatribas, por un altavoz de un gimnasio de cualquier barrio de Roma se puede escuchar: “Reserven el “chek up” (revisión) médico en la “reception” (recepción) del club”.