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miércoles, 31 de julio de 2013

Jorge Arreaza defiende el socialismo: “No imponemos modelos ni capital, sino una sociedad de paz”

Transparente, sin reservas, sin advertencias y sin prevenir ningún tema, Jorge Arreaza vicepresidente Ejecutivo de la República ofreció una entrevista a Noticias24. Los temas: gestión, corrupción, diplomacia, y Chávez.
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Con el retrato de Hugo Chávez y una oficina a medio llenar, Arreaza repasaba con su mirada todos los elementos sobre su mesa: la Constitución, un encuadernado del último discurso de Chávez, el Plan de la Patria y una carpeta que resaltaba en fluorescente los aspectos de los 100 días de gobierno de Nicolás Maduro.

De su balance sobre los 100 días de gobierno de Nicolás Maduro, Arreaza cita el Movimiento por la Vida y por la Paz, el Plan Patria Segura, la necesidad de luchar y ser más concreto en la lucha contra la corrupción, la estabilidad del sistema eléctrico, todo ello como un resultado positivo.Un amplio sofá, y par de sillas, que -confiesa- pocas veces ha tenido tiempo de usar, son el lugar de la entrevista. Arreaza parece inalterable y sereno, no tiene prisa, no mira el reloj, y ante la primera pregunta recuerda a Chávez: para él es “el líder más importante que ha tenido este país después del Libertador”.
Pero de ese balance, ¿cuáles son las debilidades? Arreaza lo resume sin lugar a dudas en no haber podido revertir aquello que aún el capitalismo domina, que controla el capital en la economía, “empresarios que son grandes concentradores del capital y grandes explotadores de su trabajadores”.
El contacto con la calle, lo pone de frente con grandes bolsones de miseria y pobreza en el país. Dijo que la pobreza extrema, cuando llegó la revolución, estaba en 20% y que ahora está en 7%: “Pero para el socialista eso es demasiado”.

La igualdad de oportunidades de ser con igualdad de condiciones

Él hace una aproximación de lo que en los 90 se llamó “la igualdad de oportunidades”, pero para Arreaza eso sin hablar de la igualdad de condiciones “es una trampa”. Por una razón que analiza muy simple: “Si tuviste las condiciones de miseria más terribles, si no tuviste una buena educación o alimentación, ¿qué oportunidad vas a tener tú en la vida?”.
Por eso defiende la iniciativa educativa que ha caracterizado al gobierno chavista, “que permite que la universidad se vista de pobres, de obreros, de mestizos, de afrodescendientes, y de trabajadores”. Sin embargo reconoce que todavía no hay igualdad en la sociedad venezolana en todos los ámbitos: “Ese es el reto”.
No concibe la dependencia que existe sobre al tema de la alimentación. “No puede ser que todavía dependamos de la burguesía y las importaciones para garantizar la alimentación de nuestro pueblo”. A su juicio, esos son “los grandes retos de las revoluciones”, y en este caso de la revolución bolivariana.
Con recurrencia, Arreaza ve cómo el origen de los problemas al capitalismo periférico rentista venezolano, y acude a Alberto Adriani y luego Arturo Uslar Pietri, en la necesidad de “sembrar el petróleo”. Es el rentismo petrolero “lo que hizo fracasar lo que parecía imposible, el desarrollo de un país con todas las condiciones”.

¿Cuánto más se puede radicalizar?: “Mucho más”

Hablamos de su revolución y el proyecto pendiente. Arreaza, días atrás, había hablado de un compromiso por radicalizarla. Ante eso preguntamos: ¿Cuánto más se puede radicalizar? Él no titubea, y responde: “Mucho más”, y explica que cuando habla de radicalizar, no se refiere a llegar a un extremo de locura, sino a la raíz, a la causa, una vez más al rentismo petrolero, la no industrialización de país, los bolsones de miseria que aún existen, la planificación del país. “Es ir al problema y neutralizarlo”.
¿Pueden existir en la revolución bolivariana con sector privado? El propio Arreaza se contesta y repregunta: “¿Y por qué no? ¿Van a producir? ¿Van a respetar las leyes? ¿No van a explotar a sus trabajadores? Pues bienvenidos”.
Arreaza reconoce que hay reservas de algunos ante el socialismo: “Sé que como categoría trae resistencia, porque nos imaginamos el socialismo de la Unión Soviética” pero para él aquello no fue socialismo, fue un proceso de la colectivización de la economía, “donde lo que hubo fue una casta burocrática que se apoderó del Estado” y que como sabemos fracasó.
Pero en definitiva, no respalda el modelo capitalista, y alerta sobre la urgencia de revertir el modelo, Arreaza augura un terrible mundo mientras la visión disienta de lo social, “está decisión hay que tomarla hoy (…) la patria es la humanidad, y la patria está en riesgo, por eso hay que construir el socialismo hoy, no tenemos 30 años”.
Cuando Arreaza empezó a referirse al presidente Maduro, lo retrató un poco como el lugarteniente de Chávez, el hijo mayor y un incansable para el trabajo y dice “digno hijo de Chávez … él se parece mucho” –allí se detuvo, y como metido en su propia idea, buscó las palabras para explicarlo: “Es de verdad un discípulo privilegiado porque aprendió mucho, y en consecuencia es un privilegio tenerlo como Presidente”.

¿Hay que dar muchas luchas para hacerlo mejor? Hay que dar muchas luchas, pero este es el camino

Arreaza se expresa como apasionado por los temas sociales, y se recuerda a si mismo conmovido al conocer la miseria en la que algunas familias venezolanas viven aún en con su revolución, pero se encuentra con sus sentimientos cuando aún en condiciones extremas puede ver dentro de un rancho una Canaimita en las manos de un niño.
Hay un trabajo pendiente aún en temas sociales, y la garantía de esa igualdad de condiciones, y de la educación: “Mientras más conocimiento tenga el pueblo, más conciencia”. Esto es una base para la lucha contra la delincuencia, “la inseguridad se combate con educación”, las condiciones y las oportunidades: “que nadie robe por no tener que comer”.
Arreaza frotaba sus manos en la silla, y compartía ese arsenal de anécdotas en la calle, cuenta también haber conocido a una mujer que no compraba el proyecto revolucionario, y a quien termina invitando al socialismo con un acto de contrición: “te invito a que te reincorpores en la construcción de ese sueño. ¿Hay que rectificar? Sí, hay que rectificar. ¿Hay que optimizar? Sí. Hay que optimizar ¿Hay que dar muchas luchas para hacerlo mejor? Hay que dar muchas luchas, pero este es el camino”.
Una hora después, seguía inalterable, sereno, amable, sin prisa, en su sillón acomoda de nuevo su Constitución, el Plan de la Patria, y el discurso encuadernado con la imagen de Chávez, él la recuerda mejor que cualquiera en el salón, fue el día que Chávez volvió a desenvainar su espada, y finalmente partió a Cuba. Esta aún, es como su oficina, una página a medio llenar sobre Jorge Arreaza.
Por Indira Guerrero / Noticias24