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lunes, 7 de octubre de 2013

La enfermedad de Fernández altera la campaña de las legislativas del día 27

Argentina anocheció el sábado con la noticia de que la presidenta Cristina Fernández padece un hematoma craneal que le obligará a mantener reposo durante 30 días. La noticia transcendió en plena campaña electoral ante los comicios legislativos del próximo 27 de octubre y después de casi diez horas de silencio por parte del Gobierno. La enfermedad de la presidenta ha obligado a los principales candidatos a modificar el contenido de sus campañas con vistas al 27 de septiembre.
El candidato a diputado favorito de la oposición en la provincia de Buenos Aires, el exkirchnerista Sergio Massa, se apresuró el sábado a publicar en Twitter la “pronta recuperación” de Fernández. Horas antes, se había retransmitido en televisión una entrevista grabada a la presidenta donde ella atacaba a Massa mediante el elogio al alcalde conservador de Buenos Aires, Mauricio Macri: “Me gusta la gente que no se disfraza para sacar votos y dice: ‘yo corregiría lo malo y dejaría lo bueno”, en clara alusión al mensaje electoral de Massa. “Si Massa no es opositor yo soy la Mona Lisa”, añadió.
Ahora, la enfermedad de Fernández forzará a Massa a atacar al Gobierno evitando cualquier alusión personal a la presidenta. Un miembro del equipo de Massa ha indicado a La Nación: “La campaña será activa pero sin tantas recorridas por puntos del interior de la provincia, ni actos con connotación festiva”.
Los líderes de la oposición optaron por enviar mensajes de ánimo a la presidenta y eludieron criticar la forma en que se informó sobre la salud de la mandataria. No obstante, la política de comunicación de la Casa Rosada no se destacó por su transparencia. El Gobierno mantuvo oculto hasta la noche del sábado el hecho de que Fernández había sufrido un golpe en la cabeza el 11 de agosto, un día después de las elecciones primarias en las que el kirchnerismo obtuvo sus peores resultados en una década. Ocultó también que a raíz de ese traumatismo se le practicó una tomografía y que no se detectó nada anómalo.
El sábado en que ingresó la presidenta en el hospital porteño Fundación Favaloro desde la Casa Rosada se transmitió el mensaje de que no era más que un control rutinario, cuando en realidad Cristina Fernández padecía una arritmia cardiaca y dolores de cabeza, es decir, un “cuadro de cefalea”. Transcurrieron ocho horas de rumores y evasivas hasta que a las 21.49 el secretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro, leyó un parte firmado por los dos médicos de la presidenta. En ese texto se informaba por primera vez de que la presidenta había sufrido un traumatismo craneal el 11 de agosto. Pero no se indicaron las causas del golpe. Tal vez pudo producirse tras una lipotimia -es una mera especulación, dado que la presidenta ya la ha sufrido varias veces- pero el Gobierno no lo aclaró.
El informe médico indicaba que a la presidenta se le diagnosticó una“colección subdural crónica”, lo que traducido al lenguaje común es un coágulo de sangre en la superficie externa del cerebro. Los síntomas más comunes suelen ser dolores de cabeza, debilidad en los brazos o en las piernas o convulsiones, según explicó el neurólogo Conrado Estol a la revista Perfil. Los especialistas de la Fundación Favoloro aconsejaron a Cristina Fernández un mes de reposo. La pregunta ahora es si ese mes servirá para que desaparezca el hematoma o se precisará una operación para drenar el líquido.
El neurólogo argentino Gabriel Persi sostiene que en la mayoría de los casos una “colección crónica” solo requiere reposo y no precisa intervenciones invasivas. Sin embargo, otro doctor, Ignacio Previgliano, indicó al diario La Nación: “Hasta no ver la tomografía no se puede saber la magnitud [del hematoma]. En general, el tratamiento es quirúrgico, excepto que sea muy pequeño. Pero como, según el comunicado de Presidencia, pasaron dos meses y medio desde que la paciente se golpeó la cabeza, la reabsorción no parecería ser la solución”.
De momento, los especialistas solo han recomendado reposo. Cristina Fernández optó por recluirse el domingo en la residencia presidencial de Los Olivos. Mientras tanto, los medios argentinos especulaban sobre si el poder de Fernández recaería sobre el vicepresidente, Amado Boudou, tal como contempla la Constitución.
Esta no sería la primera vez que Cristina Fernández se ve obligada a renunciar al cargo de forma transitoria por motivos de salud. El pasado 4 de enero Fernández se sometió a una operación de tres horas y media en la que se le extirpó un tumor en la glándula tiroides. Durante 20 días de convalecencia, Boudou fue el presidente en funciones. Pero antes de tomar el mando, Fernández le advirtió en público: “Guarda con lo que hacés […] Es bromita pero va en serio; no es bromita, va en serio”.
Queda por ver ahora qué interpreta Fernández por inactividad y si consigue mantenerla durante 30 días. Este mes no es el más propicio para el descanso, ya que el país se encuentra en plena campaña electoral ante los comicios legislativos del 27 de octubre. Las encuestas auguran al oficialismo un resultado muy semejante al de las legislativas de 2009, donde el kirchnerismo mantuvo la mayoría simple en el Congreso, pero perdió muchos diputados y senadores.
Está por ver también cómo impactará en la campaña electoral la imagen de una Cristina Fernández convaleciente a la que tanto los opositores argentinos como la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, están mostrando su apoyo. “Cristina es amiga de Brasil y amiga mía”, publicó Rousseff en Twitter.
El columnista Joaquín Morales Solá escribió en La Nación: “Los Kirchner [Cristina más que Néstor, en verdad] fueron siempre amantes de los secretos. El secreto excita la desconfianza. No pocos argentinos se preguntaban anoche si la enfermedad presidencial no estaba siendo dramatizada con fines electorales. La suspicacia se respaldaba en el uso y abuso que el kirchnerismo hizo del duelo por la muerte prematura de Néstor Kirchner en 2010. Sin embargo, es difícil que esa especulación electoral exista ahora. La presidenta se ha puesto en manos de muchos médicos que no conoce y de un sanatorio, como el de la Fundación Favaloro, que no se prestaría a semejante maniobra política. La enfermedad existe. Su gravedad es un enigma”.
Cristina Fernández guardaba silencio. El último tuit de su cuenta databa de dos días atrás. EL PAIS