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domingo, 2 de marzo de 2014

Investigadores del CNIO proponen dos nuevas vías para tratar la psoriasis

Dos nuevas estrategias podrían tratar la psoriasis de una manera más eficaz a partir de medicamentos ya existentes. Las dos nuevas líneas de tratamiento, desarrolladas por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), se basan en el bloqueo de una proteína o de una ARN no codificante, aunque todavía no están disponiles para los pacientes.
Investigadores del CNIO proponen dos nuevas vías para tratar la psoriasisLa psoriasis afecta a hasta el 3% de la población mundial, y puede alterar de forma grave la calidad de vida. No se conoce su causa y a día de hoy no se cura por completo. La última generación de fármacos desarrollados contra ella, las terapias biológicas, han supuesto un gran avance, pero se aplican solo durante periodos limitados por lo grave de sus efectos secundarios -pueden generar desde otras formas de psoriasis, a tuberculosis o leucemia-. Por eso ahora el objetivo es dar con tratamientos muy eficaces pero no tóxicos.
Hace casi diez años el grupo liderado por Erwin Wagner, director delPrograma de Biología Celular del Cáncer Fundación BBVA–CNIO, generó un ratón modificado genéticamente con síntomas muy similares a los de la psoriasis. Tras publicar el hallazgo en «Nature», los investigadores decidieron utilizar ese modelo de ratón para estudiar esta enfermedad y buscar terapias innovadoras y eficientes. El trabajo ha dado sus frutos al haber descubierto dos posibles vías de tratamiento totalmente nuevas, basadas en compuestos farmacológicos que ya existen y que, en ratones, no parecen tener efectos secundarios.
En uno de los trabajos, publicado en «Immunity», se demuestra que los síntomas de la enfermedad desaparecen cuando se bloquea una proteína llamada S100A9. En el otro artículo, que aparece en «Science Translational Medicine», se demuestra que esto también sucede si se actúa sobre un ARN no codificante, el micro ARN miR-21.

Sin efectos adversos

En el trabajo que aparece en «Immunity», se subraya que a pesar de que las terapias biológicas han demostrado ser efectivas contra las enfermedades inflamatorias, hay preocupación sobre los efectos secundarios a largo plazo, por lo que se precisan estrategias, como la inhibición de S100A9, que «tengan un gran potencial de convertirse en nuevos tratamientos efectivos contra la psoriasis».
En el otro trabajo, coordinado por Juan Guinea-Viniegra, se afirma que la terapia con miR-21 «podría ofrecer ventajas sobre los actuales tratamientos, ya que la eficacia obtenida es la misma, pero los efectos secundarios probablemente reducidos». Además, se resalta que los ratones y muestras de pacientes trasplantadas a ratones en las que se ha ensayado esta estrategia «muestran una mejoría relevante».
El hecho de que las dos investigaciones apunten a dianas distintas revela lo complejo y heterogéneo de la psoriasis, una enfermedad en la que intervienen multitud de factores (epi)genéticos y ambientales. Se sabe que en cada paciente puede haber decenas de genes distintos mutados o alterados, por lo que no es nada fácil poner orden en ese bosque de alteraciones e identificar cuáles son las que desencadenan las demás y están por tanto en la raíz del problema

Uno de los éxitos de estos trabajos es que consiguen precisamente eso, identificar algunas de las alteraciones clave, y además dan pistas sobre su relación con otras ya encontradas. Por ejemplo en el modelo animal presentado en 2005 por este grupo, los síntomas de la psoriasis aparecen cuando en la epidermis del ratón se eliminan dos genes; son solo dos, pero regulan la expresión de muchos otros genes. Ahora Guinea-Viniegra y Juliane Schonthaler afirman no solo que «debe haber» una relación entre las dos estrategias que ellos han ensayado, sino también con los genes alterados en el modelo de 2005. «Se han descrito cientos de genes aumentados o disminuidos en psoriasis, pero solo de pocos de ellos -decenas- se sabe que pueden ser la causa de la enfermedad –explican-. Nosotros hemos descrito dos nuevos genes/proteínas que se sabía que están aumentados en psoriasis, y ahora demostramos que tienen un papel causal en la enfermedad».

Fármaco en el mercado

Pero la segunda buena noticia de este trabajo es que demuestra que un fármaco que ya está en el mercado -se usa contra el cáncer de próstata y para evitar el rechazo en trasplantes- bloquea S100A9 y debería ser eficaz contra la psoriasis. «Eso no significa que se vaya a aprobar ya su uso en psoriasis, pero facilita mucho el proceso porque es un fármaco conocido, ya se sabe que es seguro», señala Schonthaler.
El trabajo de Guinea-Viniegra explora otro nivel de codificación de la información almacenada en el ADN: los microRNAs. Descubiertos hace apenas dos décadas, y sin que se conozca aún en detalle su función ni su papel en enfermedades, los microRNAs son fragmentos pequeños de ácido nucleico que no se traducen a proteínas, pero aún así regulan la expresión de otros genes.
En el caso de la psoriasis, ya se sabía que el microRNA miR-21 era mucho más abundante de lo habitual. Así, para investigar su papel los investigadores inhibieron miR-21 en su ratón modelo, y obervaron como los síntomas desaparecían en poco tiempo y sin efectos secundarios aparentes.
Lo siguiente fue trabajar con muestras humanas. Los autores del trabajo injertaron muestras de piel de una decena de pacientes en ratones vivos -una estrategia de xenotransplante que permite estudiar la reacción de un tejido humano in vivo sin poner en peligro a la persona-, y trataron localmente las lesiones con un compuesto que bloquea miR-21. «Los resultados han sido muy positivos y son esperanzadores, ya que esto supondría una forma totalmente innovadora de tratar la psoriasis», señala Guinea-Viniegra.
ABC