¿Podría la terapia genética reemplazar a los marcapasos?
Una nueva investigación que se publica en Science Translational Medicine podría suponer uno de los primeros pasos para el empleo de la terapia génica como alternativa para las personas que padecen de insuficiencia cardiaca. El trabajo, aunque realizado en animales (perros), desvela la existencia de dos genes que son los responsables del control del ritmo de los latidos del corazón.
Los autores de la investigación, de la Johns Hopkins University School of Medicine in Baltimore (EE.UU.), sugieren que el uso de la terapia genética, o de determinados medicamentos, podría activar dichos genes en pacientes con insuficiencia cardiaca en personas que no pueden usar un marcapasos o, reemplazar a los marcapasos en el futuro.
El corazón humano trabaja más eficientemente cuando sus dos ventrículos se contraen simultáneamente para bombear sangre. En algunos pacientes con insuficiencia cardiaca, los ventrículos laten fuera de sincronía, expulsando sangre de un lado al otro del corazón en vez de bombear sangre hacia el cuerpo, lo que supone una carga adicional sobre un ya dañado corazón.
Los investigadores pronto se dieron cuenta de que un marcapasos implantado, conocido como terapia de resincronización cardiaca, podía resincronizar los ventrículos y hacer que el corazón funcionara mejor. De hecho, se sabe que los corazones tratados con terapia de resincronización cardiaca son más fuertes y sanos.
Nueva alternativa
Dado el éxito de terapia de resincronización cardiaca, los investigadores pensaron que quizá el marcapasos estaba alterando vías moleculares - y quizá estos cambios podrían ser traducidos en otro tipo de terapia contra la insuficiencia cardiaca, por ejemplo un fármaco o un gen.
En este trabajo, el equipo de David Kass resincronizó los latidos del corazón de los animales con insuficiencia cardiaca y descubrieron que el hecho de restaurar el ritmo regular de los latidos del corazón dependía de la acción de dos genes: RGS2 y RGS3. Dichos genes, señalan los investigadores, controla una serie de proteínas receptoras en el corazón.
Los resultados, subrayan los expertos, muestran la existencia de un mecanismo clave que explica potencialmente cómo funciona la terapia de resincronización cardiaca, y es un trampolín hacia el desarrollo de nuevas propuestas para tratar un corazón deteriorado.