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domingo, 16 de junio de 2013

Diario La Verdad: el enfrentamiento Rosales-Guanipa es una invitación al desastre electoral

Tal y como lo reseña una publicación del diario La Verdad, haya o no nuevas elecciones primarias en la oposición, “habrá un herido de muerte en la oposición marabina”, el enfrentamiento Rosales-Guanipa es una invitación al desastre electoral.
Sea Juan Pablo Guanipa o Eveling Trejo de Rosales, será martirizado en el debate de si habrá o no primarias. Uno de ellos encarnará plegarias póstumas bien sea por la lápida de los votos o por el viacrucis de la opinión pública”, reseñó el medio.
A continuación el análisis completo de La Verdad:
Encaro este Termómetro con el pulso de un cirujano que ensaya con bisturí láser. Deambulo entre estas líneas como quien cojea sobre terreno de minas antipersonales. Escribo dispuesto a despertar sensibilidades en nombre de una reflexión para las postrimerías. Es la única alternativa cuando de abordar un tabú se trata. Y las primarias de oposición en Maracaibo lo son.
Por los predios de nuestra redacción de La Verdad hay quienes llaman a este servidor “Flanders”, en referencia a aquel popular personaje de Los Simpsons cuyo honor se basa en la religión y las buenas costumbres. El símil escogido para afrontar este análisis poco ayudará a deslastrarme de tan peculiar apodo. Pero no hay remedio: Las primarias, háyalas o no, simbolizan una invitación a un “Réquiem”, la tradicional misa donde uno implora por el alma de los difuntos.
El término proviene de las primeras palabras del Introito: “Réquiem æternam dona eis, Domine… Concédeles Señor el descanso eterno”. En la epístola de la oposición zuliana no habrá reposo feliz en el versículo denominado “Maracaibo”. Al menos un “alma” arderá con miras a las municipales de diciembre. Y se auguran latigazos de lucha, sangre, lodo y nubes azabaches.
Alguien, sea Juan Pablo Guanipa o Eveling Trejo de Rosales, será martirizado en el debate de si habrá o no primarias. Uno de ellos encarnará plegarias póstumas bien sea por la lápida de los votos o por el viacrucis de la opinión pública. Haya o no comicios internos, siempre habrá un ungido y un derrotado.
Rasguemos eufemismos y quimeras. No hay conciliación posible entre ambos. Sus sendas están separadas para siempre. En este pasaje electoral ninguno es Simón de Sirene para cargar cruces ajenas. Los acuerdos de los años 2008 y 2010 son pasados sin reedición. O es uno o es el otro. Y quien resulte herido en el camino a las municipales, será polvo digno de oraciones ulteriores. Ambos lo saben y por eso la controversia será todo menos amigable.
La alcaldesa esgrime que cuenta con el apoyo popular y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) la ratificó como su candidata, escogida como tal por consenso hace dos años. El concejal argumenta que los números están con él, aglutina favoritismo en no pocos sectores y defiende las primarias como método legítimo para dilucidar el horizonte. Es un choque de trenes. Se avecinan tormentas. Suenan los tambores de guerra intestina. Se afinan los órganos donde se interpretarán canciones por el sosiego de los caídos.
Réquiem significa reposo tras el desenlace. Mózart tradujo tal sentimiento en notas clásicas. Con ellas despidieron al cuerpo de Napoléon en Les Invalides de Francia. Sirvió de inspiración para temas melancólicos de Silvio Rodríguez y también fue musa de Mecano. Es un combo de melancolía y desprendimiento. Al final, simplemente figura sentimiento tras la muerte. Será la herencia de una carrera política que expira. ¿Cuál? Diciembre traerá la contesta definitiva, con o sin primarias.

Enfrentados

“Mi candidatura no es un capricho. Quieren hacer ver que estoy aquí porque soy la esposa de Manuel Rosales. No, señor, Yo gané unas elecciones. Voy a ganar la alcaldía de Maracaibo porque tengo mucho trabajo qué mostrar”, Eveling Trejo de Rosales, alcaldesa de Maracaibo.
“Si hemos hablado de enchufados, son los que tienen más de 18 años en el poder en el estado Zulia. Si somos coherentes tenemos que luchar contra quienes ven al poder como un fin en sí mismo”, Juan Pablo Guanipa.
Por Gustavo Ocando Álex
Diario La Verdad