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martes, 23 de septiembre de 2014

SALUD

Crecimiento del alzhéimer

Nuestro propio cerebro podría ser capaz de compensar algunos de los cambios iniciales que se producen en la enfermedad de Alzheimer. Según una investigación que se publica en «Nature Neuroscience» algunas personas refuerzan su sistema nervioso para mantener su capacidad de pensar, una información que podría arrojar algo de luz sobre por qué sólo algunas personas con señales tempranas de la enfermedad llegan a desarrollar una pérdida de memoria grave.
Este pequeño estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de California (EE.UU.), ha involucrado a 71 adultos que no presentaban signos de deterioro mental. Los investigadores realizaron escáneres cerebrales a todos los participantes y los resultados mostraron que 16 de los individuos con mayor edad tenían depósitos de amiloide -ovillos de proteína- que se son característicos de la enfermedad de Alzheimer.
Además, los investigadores realizaron una serie de pruebas los participantes: así, pidieron a todos los participantes que memorizaran una serie de fotografías en detalle, mientras que los escáneres hacían un seguimiento de su actividad cerebral. A continuación se les pidió entonces que recordaran lo esencial y, más adelante los detalles de todas las imágenes que habían visto.

Algunos cerebros resisten al daño inicial que produce el alzhéimerMás actividad cerebral

Los resultados mostraron que ambos grupos realizaron la prueba correctamente, pero aquellos con placas de amiloide en sus cerebros mostraron más actividad cerebral al recordar las imágenes en detalle. Según los investigadores, esto sugiere que sus cerebros tienen la capacidad de adaptarse y compensar cualquier daño temprano causado por la proteína.
En declaraciones a la BBC, Laura Phipps, de Alzheimer Research UK, señaló que este «estudio pequeño sugiere que nuestros cerebros pueden desarrollar vías de resistir el daño temprano causado por estas proteínas», pero reconoce que se necesita más investigación para saber cómo interpretar los resultados.
Y añadió: «se necesitan estudios a más largo plazo para confirmar si la actividad extra del cerebro es una señal del cerebro para compensar el daño temprano, y si es así, determinar cuánto tiempo podría el cerebro ser capaz de luchar contra este daño».
El autor del trabajo, William Jagust, cree que es muy posible que las personas que pasan toda su vida cognitivamente involucrados en estimular su cerebro sean más capaces de adaptarse a los posibles