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jueves, 6 de noviembre de 2014

La OCDE urge al BCE a adquirir bonos públicos y corporativos

El frenazo de la zona euro ha llevado a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que aglutina a 34 países industrializados, a rebajar su pronóstico sobre la evolución de la economía de los Dieciocho, como ya hicieron el FMI o la Comisión Europea. Pero advierte que el escuálido 1,1% de avance en 2015 que predice ahora solo será posible si "se cumple la ralentización del ajuste fiscal", hay "mejores condiciones financieras tras el inicio de la unión bancaria" y, sobre todo, si cristaliza "un mayor estímulo monetario".
Aquí la OCDE es contundente: "El Banco Central Europeo debe comprometerse a ampliar su programa de compra de activos más allá de lo anunciado". Y para ello, además de reducir las exigencias en las titulaciones de deuda y bonos garantizados que ya adquiere, debería adentrarse en "la adquisición de bonos empresariales y públicos". Pero en el seno del Consejo de Gobierno del BCE, que se reúne este jueves, la opción de llevar al límite el quantitative easing, como ya hicieron la Reserva Federal o el Banco de Japón, está provocando serias disensiones. 
La organización que dirige el mexicano José Ángel Gurría es contundente: "Si estas condiciones no se cumplen, la evolución económica de la zona euro será mucho más débil que lo proyectado aquí". Las proyecciones corresponden a un análisis, publicado este jueves, de los países que forman parte del G20, cuya cumbre anual se celebrará los días 14 y 15 de noviembre en Brisbane (Australia). Para la OCDE, el estancamiento de la zona euro es ahora "el mayor riesgo" para el crecimiento mundial, que seguiría por debajo del 4% en 2015 y 2016, aunque acelera algo desde el 3,3% previsto para este año.
En el caso de España, la OCDE sigue la estela del FMI o la Comisión Europea, y anticipa un avance del 1,7% en 2015, tras una ligera revisión al alza. Es un crecimiento mayor al del conjunto de la zona euro, pero la predicción es menos optimista que la del Gobierno o la de la mayoría de analistas privados españoles, que anticipan un avance cercano al 2% por la fortaleza de la demanda privada. EL PAIS