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miércoles, 19 de noviembre de 2014

La paradoja del infarto

El tiempo es oro, y mucho más después de un infarto de miocardio. Cuanto antes se aplica el tratamiento, mejores resultados se obtienen. Por eso, desde hace años los equipos de urgencia y hospitalarios se afana en ofrecer al paciente el mejor tratamiento en el menor tiempo posible, lo que ha aumentado la posibilidad de supervivencia de cada paciente. Sin embargo, según un estudio que acaba de publicare en «The Lancet», la tasa de supervivencia global sigue siendo la misma.
La paradoja del infartoParece una paradoja, pero, según los autores de este informe la ésta se desvanece cuando se hace un análisis más detallado sobre qué pacientes han estado recibiendo los tratamiento. Según el artículo, cada vez son tratadas muchas más personas con las terapias indicadas para un infarto, angioplastia coronaria y stents de emergencia, pacientes en los que ahora se incluyen personas con problemas de salud más complejos que pueden ponerlos en mayor riesgo de morir en el hospital o poco después. Es decir, aseguran los investigadores de la Universidad de Michigan y de la de Yale(EE.UU.), sí es cierto que desde un punto de vista individual se están salvado más vidas, pero en términos globales las cifras siguen siendo las mismas.

Tiempo 'puerta-balón'

Su trabajo ha revisado los mismos datos que otros expertos ya han analizado, pero con diferentes herramientas. Así ha evaluado el impacto en la reducción de lo que se denomina tiempo 'puerta-balón' –periodo que transcurre desde que el paciente ingresa al hospital para ser sometido a tratamiento hasta la intervención coronaria percutánea primaria, también denominado intervalo de tratamiento- en los pacientes con un tipo de infarto de miocardio que causa una obstrucción prolongada del suministro de sangre al músculo del corazón.
El nuevo documento se basa en los datos de 150.116 procedimientos de intervención coronaria percutánea primaria realizados en 423 hospitales entre los años 2005 y 2011, incluidos los datos de seguimiento de seis meses en un subgrupo importante. Los datos proceden del Registro Nacional de Datos Cardiovasculares de EE.UU.
Durante ese período de siete años, el número de procedimientos de intervención coronaria percutánea primaria se incrementó en 55,4%, mientras que el promedio de tiempo 'puerta-balón' se redujo de 86 minutos a 63 minutos. «Es un gran cambio logrado en un tiempo relativamente corto gracias a la colaboración de muchas personas», asegura Brahmajee Nallamothu, cardiólogo de la Universidad de Michigan.

Lo más rápido

Explica el investigador que durante la última década se han reorganizado los sistemas sanitarios, tanto dentro como fuera del hospital, con el objetivo de tratar a los pacientes infartados lo más rápidamente posible. «Por lo tanto –comenta-, las personas que ahora reciben este procedimiento son diferentes a los de hace unos pocos años. Ahoratenemos la capacidad de realizar una intervención coronaria percutánea primaria en más pacientes». A esta hay que sumar que, gracias al mayor esfuerzo del personal de ambulancias, cada vez los pacientes infartados llegan antes al hospital.
A pesar de todo este esfuerzo, y mejoras en los resultados individuales, cuando los investigadores estudiaron el riesgo de mortalidad global de los pacientes sometidos a una intervención coronaria percutánea primaria, éstas no se habían reducido, sino que incluso parecían estar subiendo
La sensación era que algo se estaba haciendo mal, comenta, Harlan Krumholz, de la Universidad de Yale. «Nos preocupaba que la reducción en los tiempos, además de que la mejora en los tratamientos no parecían estar beneficiando los pacientes en términos de supervivencia». Sin embargo, reconoce, estos nuevos datos no responden a la pregunta de si los recursos empleados en la reducción de tiempo 'puerta-balón' han «valido la pena» en términos de vidas salvadas.
Pero el nuevo análisis muestra el peligro de tomar las estadísticas poblaciones como la última palabra sobre un tema, sobre todo cuando la cohorte de personas de una determinada población ha crecido o cambiado con el tiempo. Un análisis de este tipo publicado en «The New England Journal of Medicine» el año pasado, y que utilizó la misma fuente de datos que el artículo de «The Lancet», mostró que la mortalidad en los pacientes que había sido tratados con intervención coronaria percutánea primaria en el periodo 2005-2009 no se había reducido. Los resultados son los mismos, pero las conclusiones son diferentes, explican los autores.
Según Nallamothu, «gracias a este nuevo análisis creemos que tenemos una posible explicación ya que e sugiere que nuestro trabajo en el cuidado de un ataque al corazón dí ha tenido un impacto en los pacientes, pero lo que ocurre es cada paciente es diferente, y ahora atendemos casos más complejos».ABC