EFE).- Un grupo de cuarenta yihadistas afines a la rama del Estado Islámico (EI) en Libia asaltaron el campo petrolífero de Al Ghani, en el que asesinaron a ocho personas, informó hoy a Efe Mohamed al Harari, portavoz de la Compañía Nacional de Petróleo (CNP).
Al Harari indicó que entre los 40 yihadistas, figuran un argelino, un tunecino y otro sudanés, además de varios jóvenes libios procedentes de la tribu de Al Qadadifa, situada en la ciudad de Sirte, a 460 kilómetros al este de Trípoli.
El pasado viernes, los extremistas del EI degollaron a ocho guardias de la instalación petrolera antes de ser repelidos por las fuerzas especiales que protegen estos campos.
El portavoz de la CNP dijo que los asaltantes, que portaban armas ligeras, colgaron en la puerta de la entrada del campo las cabezas de las ocho víctimas degolladas, robaron todo el dinero y los teléfonos portátiles de los trabajadores.
Según Al Harari, los extremistas se retiraron del campo después de quemarlo y destruirlo.
Ese ataque se produjo apenas unas horas después de que la CNP pusiera en alerta máxima 11 campos petrolíferos del centro del país debido a las reiteradas amenazas y ataques de los últimos días, en los que la situación de seguridad se ha deteriorado y la continuidad de la producción en algunos de ellos ha entrado en un periodo de mayor incertidumbre.
Un responsable petrolero informó ayer a Efe que al menos siete trabajadores extranjeros han sido secuestrados por el grupo EI, durante ese ataque perpetrado contra Al Ghani, situado en la ciudad de Al Zela, a 750 kilómetros al sureste de Trípoli.
Según el responsable, las siete personas secuestradas trabajan por la empresa austríaca Faúsh que se encarga de la financiación de los trabajadores de servicios de campos petroleros.
El campo de Al Ghani es explotado por la compañía Al Haruye, una de las filiales de la CNP.
El mismo día, la agencia austríaca APA citando fuentes gubernamentales, informó de que un ciudadano austríaco se encuentra en paradero desconocido tras el ataque de un grupo armado, presuntamente afín al EI al complejo petrolífero donde trabajaba en Libia.
Libia es un estado víctima de la anarquía y la guerra civil desde el derrocamiento en 2011 del régimen dictatorial de Muamar el Gadafi.
Desde hace meses, dos gobiernos, uno considerado rebelde en Trípoli y otro internacionalmente reconocido en Tobruk, luchan por hacerse con el control del país y de sus vastos recursos naturales, situación que grupos yihadistas afines al Estado Islámico (EI) aprovechan para ampliar su influencia y poder territorial.