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martes, 2 de junio de 2015

Bruselas exige reformar la FIFA

El fútbol entra en el tablero geopolítico. La Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, lanzó ayer una andanada de duras críticas contra la FIFA, la organización que tiene una suerte de monopolio sobre el fútbol internacional. Bruselas aseguró que es “el momento de cambiar” la FIFA, tras el goteo de escándalos que no han cesado en los últimos años y que cobran una nueva dimensión con la investigación de EE UU, que acusa al organismo de manejarse con un sistema en el que la corrupción es “rampante y sistémica”. “La integridad del fútbol está en juego”, señaló la Comisión.
Tras ese inusitado interés por limpiar el mundo del fútbol, Bruselas puede haber visto una oportunidad de sacar tajada en uno de los conflictos que marcan la actualidad europea: el lío con Rusia por lainvasión de Ucrania.
Guerra diplomática“La corrupción no tiene cabida en el mundo del deporte. A la FIFA se le ha dado suficiente tiempo y oportunidades para reformarse. Millones de aficionados en el mundo han perdido la paciencia y merecen algo mejor”, apuntó una portavoz. Extremadamente diplomática y poco amiga de meterse en jardines, la Comisión Europea dio así un puñetazo en la mesa por un caso que de momento se circunscribe a poco más de una docena de personas y apenas 150 millones de dólares en sobornos a funcionarios de la FIFA por un puñado de contratos, con conexiones básicamente latinoamericanas. El asunto, sin embargo, tiene una segunda ramificación que toca de lleno los intereses europeos. En paralelo con las acusaciones de la justicia de EE UU, Suiza ha abierto una segunda línea de investigación sobre posibles sobornos relacionados con la designación de Rusia y Qatar como sedes de los Mundiales de 2018 y 2022.
Ahí es donde la UE y EE UU se relamen: Washington y Bruselas libran desde hace meses una guerra diplomática con una ofensiva en forma de sanciones económicas sobre Rusia, por su invasión en el Este de Ucrania. Además de esas sanciones, tanto Europa como EE UU han expulsado a Moscú del G-8, el foro que reúne a las potencias mundiales. Y han barajado, según los documentos a los que ha tenido acceso este diario, extender el capítulo de sanciones al terreno deportivo o cultural, lo que afectaría a competiciones como el Mundial de 2018 o la organización de otros grandes acontecimientos deportivos.
“Esa posibilidad se estudió e incluso se incluyó en los borradores, aunque finalmente se optó por otro tipo de diseño en las sanciones. Pero el caso abierto por Suiza tiene fundamento y favorece, por ese flanco, los intereses europeos y estadounidenses”, aseguran fuentes europeas. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha criticado con fiereza las acusaciones de Estados Unidos, que a su juicio excede sus competencias. Reino Unido, defensor de elevar las sanciones a Moscú, lleva días amagando con un boicot al Mundial para, en teoría, echar a Sepp Blatter de la presidencia de la FIFA. “El boicot no está sobre la mesa”, dijo ayer Bruselas, “pero seguimos vigilando la evolución de las investigaciones”.EL PAIS