Al margen de ser uno de los privilegiados en alcanzar un Balón de Oro adidas en una Copa Mundial de la FIFA™, en 2010, Diego Forlán es de los nombres del fútbol con mayor propiedad para hablar específicamente de las eliminatorias mundialistas. El goleador, protagonista en la Celeste del siglo XXI, ha vivido en carne propia un hecho peculiar: en las últimas cuatro campañas, su selección se vio obligada a pelear por una plaza en la fase final a través de un repechaje intercontinental –con éxito en 2001, 2009 y 2013-.
Forlán: una nostálgica mirada al pasadoPor ello, el flamante fichaje de Peñarol de Montevideo es palabra autorizada para referirse al Sorteo Preliminar de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™ que se llevará a cabo el próximo 25 de julio, y para el que fue invitado a actuar como uno de los asistentes -junto a Ronaldo, entre otros-. Sobre esta experiencia y más, FIFA.com habló con él en exclusiva.
Diego, que al poco tiempo de anunciar su retiro del seleccionado le inviten a representar a su país y a su continente en el Sorteo Preliminar de la Copa Mundial de la FIFA™ tiene que ser algo especial, ¿verdad?
¡Es un orgullo! Para mí, el Mundial lo es todo: cuando era chico veía cantidad de videos de diferentes Copas del Mundo. Los veía una y otra vez y me encantaban. Ahora, tener la oportunidad de haber jugado tres Mundiales, de haberlos disfrutado y poder hoy estar en un evento como el sorteo del 25 de julio, representando a mi país, es un verdadero orgullo. Además, nunca tuve la oportunidad de jugar en San Petersburgo. Todos me han dicho que es una gran ciudad, una de las más lindas. Así que estoy con ganas ir ahí y ojala aprovechar para algún día dar una vuelta y conocer un poco.

Al hablar de eliminatorias mundialistas, ¿cuál es el primer recuerdo que le viene a la mente?
(Piensa) Me vienen muchos… Obviamente los más felices, pero también he tenido tristes: en 2005, cuando quedamos fuera en el repechaje ante Australia para el Mundial de Alemania. Un torneo para el que tenía mucha ilusión. Pero el fútbol me dio revancha y tuve la posibilidad de ir en 2010, que resultó un torneo espectacular. De la eliminatoria, si hay un partido del que me recuerdo, un partido clave. Fue ante Ecuador (1-2, en octubre de 2009): un partido a todo o nada que teníamos que ganar, en una zona muy difícil y en la altura. Sabíamos que iba a ser un partido importantísimo y dificilísimo, como lo fue, y terminamos ganando en la hora, convirtiendo un penal en el último minuto. Increíblemente, en ese momento no sabía yo que, si terminaba el partido, igual no iba a cambiar nada, pero ganamos y fue un paso importante de cara al último partido ante Argentina, para intentar o clasificar directamente, que aún teníamos chances, o el repechaje, como se dio con Costa Rica.

Si uno compara la percepción que se tenía de Uruguay en Sudamérica en la generación anterior a la suya y en la actualidad, ¿está de acuerdo en que ha cambiado bastante? 
Sí, ha cambiado bastante. A Uruguay siempre se lo respetaba mucho igual: no sólo por la historia, sino por la calidad de los jugadores que siempre tuvo, pero yo creo que lo que ha cambiado es a nivel de equipo. En los últimos años Uruguay se ha enfrentado con grandes selecciones y ha jugado de igual a igual. Eso la gente lo empieza a notar, como fue en el Mundial 2010.

Para usted, que formó parte de todo ese proceso, ¿se puede hablar de algún momento clave en la construcción de esa mentalidad?
Claramente fue previo a la Copa América de 2007 en Venezuela. Ahí empezó; luego vino la eliminatoria y ese partido del que hablaba con Ecuador: increíblemente, ganarlo hizo que hoy estemos en la situación en la que la gente ve a Uruguay de la manera que lo ve. Pero si se hubiera perdido, la imagen hubiera sido otra y el futuro no hubiera sido del que estamos hablando hoy. Todo a base de un sólo resultado.

¿Y se acuerda la primera vez que llegó a un Mundial?
En 2002… obviamente. Me acuerdo de la preparación en Japón, en Gotemba, después también en la parte de Corea: los partidos amistosos, la oportunidad de ir a Singapur para un amistoso. Tengo recuerdos muy lindos. Y obviamente tuve la chance de jugar 45 minutos: en ese momento el equipo venía perdiendo 0-3 con Senegal en el primer tiempo. Era el último partido de la serie y era difícil para nosotros clasificar, y más con ese resultado. Así que me tocó entrar en un momento difícil y la verdad es que en una posición que no era la mía, tampoco: en el medio, por la derecha. Hicimos el primer gol y después tuve la oportunidad de hacer, la verdad, un golazo: uno de los mejores que haya marcado con la selección en mi carrera. Y después vino el 3-3. Tuve otra chance también yo, antes, que pasó cerca. Y en la hora estuvimos a punto de hacer un gol, pero quedamos afuera. Estuvimos a punto de pasar a la siguiente ronda. La verdad es que, a pesar del resultado, fue una linda experiencia en lo personal, por ser la primera vez en formar parte de un grupo de selección, y más en un Mundial.

Usted jugó toda la vida en grandes clubes, pero ¿es cierto que lo que se vive en un Mundial supone un ambiente y una presión diferentes?
Es tu país, es todo. Hoy en día van cambiando las cosas y hay otros torneos importantes también, pero obviamente el Mundial es el Mundial. Es lo que todo el mundo está esperando, lo que de niño soñaste: jugar con tu selección, estar cantando el himno. Vos, como hincha, lo vivías, entonces sabés lo que el hincha está viviendo en ese momento previo a un partido. Son cosas que viste de chico y soñaste. Es donde están los mejores, preparados para dar lo mejor; donde sueñan llevar alegría a su familia, a sus amigos, conocidos, la gente de la vuelta. Es el evento más importante que existe en el planeta.

Al escucharlo hablar de fútbol, usted da toda la impresión de tener los elementos para transformarse en un buen entrenador. ¿Es algo que pasa por su cabeza?
Hoy en día sí, un poco más. Me encantaría, sinceramente, con mi hermano, hacer una dupla. Él jugó al fútbol también, como defensor; mi padre también. Somos muy unidos, la familia en general, y obviamente nosotros tres –mi papá, mi hermano y yo– estamos siempre ahí con el fútbol. Fueron los dos defensores y yo delantero, entonces se puede armar un buen equipo. Mi hermano está haciendo el curso de entrenador ya, y yo creo que en cualquier momento arranco también. Después se verá. Hay que ver cómo se van dando las cosas, pero yo disfruto: de ver, de escuchar, de preguntar; de estar con entrenadores y compañeros. Sé que algo vinculado al fútbol voy a hacer.