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miércoles, 5 de agosto de 2015

Montoro avanza una rebaja del IRPF pero no la incluye en el Presupuesto

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, presentó este martes el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado para 2016. Unas cuentas contenidas y con claros tintes electorales que recogen un aumento de los gastos sociales del 3,8%. Montoro adelantó que el próximo año habrá una nueva rebaja del IRPF si el PP gana las elecciones, pero no recoge su efecto en las cuentas públicas. Los ingresos tributarios suben un 6,2% sobre el cierre previsto para 2015. El gasto no financiero del Estado disminuye un 3%. Los gastos sociales que el presidente Mariano Rajoy avanzó que más subirían el pasado viernes —becas, dependencia, ayudas a familias— suben levemente. Montoro admitió que habrá mejoras en la tramitación parlamentaria.
Es la primera vez que un Gobierno presenta unos presupuestos con tanta antelación. El calendario electoral impregna unas cuentas públicas que recogen guiños a funcionarios, rebajas fiscales y tímidas subidas de algunas partidas de gasto social para tratar de congraciarse con los ciudadanos castigados por la crisis. Con el telón electoral de fondo, el ejercicio de plasmar en negro sobre blanco la evolución de los gastos e ingresos del Estado se complica cuando aún existen dudas sobre el comportamiento de la recaudación tributaria: Sobre el papel, la previsión de cierre de 2015 se queda por debajo de lo presupuestado.
Montoro aprovechó la presentación de los Presupuestos, que calificó como "rigurosos y coherentes" para lanzar un nuevo órdago electoral. Avanzó una nueva rebaja del IRPF para 2016 si el PP gana las generales aunque evitó plasmarlo en las cuentas públicas porque insiste en proseguir con en la reducción del déficit y condiciona la bajada a la marcha de la recaudación. "El Gobierno apuesta por seguir bajando el impuestos y cuando haya margen presupuestario volveremos a bajar el IRPF. Aspiramos a que no aumente la presión fiscal de España", indicó este martes el ministro. Pero el Gobierno tiene que reducir los números rojos del 2,9% del PIB fijado para este año al 2,2% en 2016: Un ajuste de unos 7.000 millones. Esto permitirá registrar superávit primario —sin contar los intereses— por primera vez desde 2006 y comenzar a bajar la deuda en relación al PIB hasta el 98,2%.
Por eso, justificó que los 7.500 millones que la Administración central se ahorra por la caída de las prestaciones por desempleo (5.500 millones) y por la reducción de los gastos financieros (2.000 millones) irán a reducir el déficit público. En realidad, el Gobierno se guarda varios ases en la manga. En primer lugar, porque espera hacer mejoras durante la tramitación parlamentaria, más próxima a la convocatoria electoral. Y en segundo lugar, porque considera que su previsión de ingresos es prudente. "Está en la banda baja" del pronóstico. Esto le deja margen para lanzar algún nuevo regalo electoral en los próximos meses.
El Gobierno estima que los ingresos crecerán un 6,2% sobre la recaudación de 2015. El próximo año recaudará 193.520 millones, la segunda mayor cuantía de la historia. Aunque una parte importante los transferirá a las comunidades y a los Ayuntamientos.
El impuesto sobre la renta cosechará, según el Ejecutivo, un 5,5% más pese a las rebajas anticipadas este año. Además, en 2016 entrará en vigor la segunda fase de la rebaja en el impuesto de sociedades —se reduce el tipo nominal del 28% al 25%— que tendrá un coste de 2.641 millones para las arcas públicas. Aún así, el Ejecutivo espera recaudar un 10% más por este tributo. Está por ver si se cumplen las previsiones porque con la economía creciendo casi el doble de lo previsto, los ingresos fiscales aún están por debajo de lo planificado este año.
El capítulo de gastos está marcado por la contención. El gasto no financiero del Estado disminuirá un 3% hasta los 157.190 millones. Casi todas las grandes partidas del Presupuesto sufren recortes. De hecho, las únicas rúbricas que crecen son las de gasto de personal, un 4,9% más, por la subida del 1% del sueldo a los funcionarios y la devolución en 2016 de la mitad de la paga extra suprimida en 2012. Y las inversiones del Estado, un 4,6%. Aunque la letra pequeña revela que el gasto en nuevas infraestructuras de todos los organismos del Estado apenas avanza un 1%.

Crece el gasto en pensiones

El incremento del gasto social anticipado por Rajoy el pasado viernes, sube un 3,8%, queda limitado por la contención que empaña todas las cuentas públicas.Las becas, el gasto en dependencia, las ayudas a familias y la inversión en I+D+i, las partidas que el presidente puso de ejemplo como las que más crecerían, lo hacen de forma tímida.
La gran partida de gasto social está en la Seguridad Social. A pesar de que las pensiones aumentarán solo un 0,25% el gasto en prestaciones contributivas —lo que supondrá un pérdida de poder adquisitivo de los jubilados— crecerá un 2,8%, lo que demuestra la debilidad del sistema. El ministro adelantó que lo reformará el próximo año. Todo esto si el PP gana las elecciones. Porque en caso contrario estos presupuestos quedarán en papel mojado.