El conjunto avileño arrancó con cautela e incluso fue Huracán el que registró las primeras aproximaciones en contra del arco rival, con un remate de tiro libre de Daniel Montenegro que se marchó ancho y un disparo de Patricio Toranzo que aterrizó en las manos del joven arquero Wuilker Faríñez.
Fue a partir del minuto 20 que Caracas empezó a llevar real peligro al pórtico de Marco Díaz. Primero le anularon un gol y la decisión no estuvo exenta de polémica, pues el servicio de pelota quieta de Robert Garcés se coló sin que se apreciara algún desvío, pero el juez de línea levantó el banderín y el principal sentenció un fuera de juego de Rubert Quijada.
Los rojos del Ávila tenían a tiro la clasificación y asegurar un millón 800 mil dólares para sus arcas. Todo iba bien hasta que en el primer minuto del agregado Huracán clavó un puñal en el corazón del equipo capitalino: centro desde el costado derecho y en el segundo palo apareció Diego Mendoza para, de cabeza, poner el 2-1 y sellar el boleto para los argentinos.
