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miércoles, 10 de febrero de 2016

INTERNACIONALES

Francia e Italia toman la delantera a España en América Latina

Francia no se plantea “ni suplantar ni sustituir” la influencia de España en Cuba, aseguró ayer el embajador francés en España, Yves Saint-Geours, en una suerte de excusatio non petita.
José Manuel García-Margallo, y el vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, Ricardo Cabrisas este martes en Madrid. El activismo de Francia en la isla caribeña, al calor del deshielo entre el régimen castrista y Washington, haría pensar lo contrario. París se convirtió, el pasado 1 de febrero, en la primera capital europea a la que viajaba Raúl Castro desde que, hace ya ocho años, sustituyó a su hermano Fidel al frente del país. No hizo más que devolver la visita sin precedentes de Hollande a La Habana en mayo del año pasado.
Pero el italiano Matteo Renzi tampoco le ha ido a la zaga. En mayo de 2015 recibió en Roma a Castro, aprovechando la visita del mandatario cubano al papa Francisco, y en octubre viajó a La Habana al frente de una delegación empresarial.
En el caso de Cuba, el Gobierno del PP ha sido preso del enfoque fuertemente ideologizado con que abordó las relaciones con la isla cuando estaba en la oposición. El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, tuvo que vencer fuertes resistencias en el seno de su propio partido para viajar a La Habana en noviembre de 2014. El viaje —cuyo balance empañó el hecho de que no le recibiera Raúl Castro— tuvo continuidad en el intercambio de visitas de responsables del área económica: la última, ayer mismo, del vicepresidente cubano, Ricardo Cabrisas, a Madrid.La presencia de ambos líderes europeos en Buenos Aires, con apenas 10 días de diferencia, no parece casual.Aunque el crecimiento económico que experimentó América Latina en los últimos años se ha frenado en seco —lastrado por la caída del precio de las materias primas, la desaceleración de China y las crisis de Brasil y Venezuela—, Cuba y Argentina son dos de los países que mayores oportunidades ofrecen. No tanto por su boyante situación económica, advierten los expertos, sino porque ambos, necesitados de inversión extranjera, están apostando, salvadas las diferencias, por la apertura económica.
Pero nunca se llegó a planear un viaje de Mariano Rajoy a La Habana ni de Raúl Castro a Madrid; y el Gobierno rehusó el ofrecimiento del rey Juan Carlos I para acudir en visita privada a la isla. Temeroso a las críticas, Rajoy prefirió no correr riesgos que aprovechar oportunidades.
En el caso de Argentina, el calendario ha jugado en contra. Tras no haber visitado Argentina en cuatro años por su mala relación con Cristina Kirchner —Rajoy solo pisó Buenos Aires en 2013 con motivo de la frustrada candidatura olímpica de Madrid—, su amistad personal con Macri le situaba en una posición privilegiada ante la nueva etapa.
Margallo se reunió con Macri en Buenos Aires a finales de noviembre, cuando ya era presidente electo pero no había tomado posesión, y la canciller argentina, Susana Malcorra, ha sido una de las pocas ministras que ha visitado Madrid en enero.
Pero, atado de pies y manos por las limitaciones de un Gobierno en funciones, Rajoy no puede invitar a Macri a Madrid ni tampoco viajar él mismo a Argentina y debe contentarse con contemplar cómo Hollande y Renzi le toman la delantera. “Es evidente que algo falla”, aseguran fuentes diplomáticas próximas al PSOE. “No sé si será coincidencia. Ni si [Francia e Italia] piensan tanto en nosotros. Pero España ha dejado huecos en su relación con América Latina que otros aprovechan para ganar terreno. Y eso no viene solo de hace dos meses”.
Mientras España sigue ensimismada, la próxima cita con Iberoamérica, el Congreso de la Lengua, el 15 de marzo en Puerto Rico, llama ya a la puerta EP