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jueves, 14 de julio de 2011

Cientos de niños somalíes mueren de hambre y sed

Tratando de evitar el hambre y la implacable sequía de África Oriental, cientos de niños somalíes han sido abandonados para morir debido al largo viaje hacia el polvoriento campamento de refugiados más grande del mundo.

Este jueves la Unicef llamó a la sequía y la crisis de los refugiados "la emergencia humanitaria más severa en el mundo". La Cruz Roja internacional hizo llamados de alarma esta semana sobre el estado alimenticio de los niños somalíes.

Miles de Somalíes andan días y a veces semanas intentando alcanzar el complejo de refugiado conocido como Dadaab, con la esperanzas de encontrar comida. Pero el viaje cobra números impronunciables de niños como víctimas.

Andrew Wander, un portavoz de Salvemos a los Niños (Save the Children), dijo que su agencia proporciona cuidado a más de 300 niños que fueron encontrados al borde del camino después de que sus padres murieron o los abandonaron en su camino hacia Dadaab.

"Más niños han muerto de desnutrición en los cuatro primeros meses de este año que en todo año pasado," dijo el portavoz.

Con una población de casi 400,000, el Campamento de Refugiados Dadaab al nordeste de Kenia comienza a parecerse a una ciudad, con hasta 1,500 nuevas llegadas diarias, según el site msnbc.msn.com

El complejo Dadaab fue construido para las albergar a 90,000 personas; pero más de 382,000 están ahora aquí. La gente muere aquí cada día, aunque nadie puede proporcionar una estimación confiable de las muertes por la sequía. Cientos de madres y niños con caras apelmazadas por el polvo se juntan a las 6:00 cada día en centros de registro en los tres campos de Dadaab.

"Debo decir que visité muchos campamentos de refugiados en el mundo. Y nunca he visto a la gente estar a una situación tan desesperada" dijo el principal de la agencia de refugiado de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, durante la semana que visitó las nueva área de llegadas.

La mayor parte de los que llegan a Dadaab son antiguos agricultores cuyas tierras estaban ociosas y sus animales diezmados después de que las sucesivas temporadas sin lluvia golpearan su país ya devastado por la guerra. Al menos 1,500 llegan a Dadaab cada día.

Abdi Aden, un antiguo agricultor que vivió en la ciudad Sakow antes de que la sequía le obligara a huir, dijo que perdió a su hijo de 8 años después de ocho días de caminatas. "Él niño trató de gritar antes de morir, pero no pudo. Estaba muy débil, murió pacíficamente de hambre" dijo él hombre. "Lo sepulté para que las hienas no puedan comérselo".

(YVKE)