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lunes, 29 de agosto de 2011

Niñera de la familia Gadafi fue sometida a brutales castigos

Shwygar Mullah, una mujer de 30 años, empleada de la familia de Gadafi, aseguró que fue brutalmente castigada mientras estaba trabajando como niñera para la nuera de Muamar Al Gadafi quien la reprendió fuertemente por no mantener a una de las niñas callada. "Me llevó al baño, me ató las manos a mis espaldas, ató mis pies. Ella me tapó la boca y empezó a echar agua sobre mi cabeza así", explicó la mujer, quien al parecer también también fue dejada en el patio de la casa pasando frío sin agua, ni comida.

La historia del reportero de CNN que conoció a Mullah:

Cuando estábamos a punto de irnos, uno de los encargados del personal nos contó que había una niñera que había trabajado para Hannibal Gadafi que podría hablar con nosotros. Dijo que ella había sido prendida en fuego por la esposa de Hannibal, Aline.

Pensé que se refería a quemaduras con cigarrillos en el brazo. Nada me preparó para el momento en que entré en la habitación para ver a Shwygar Mullah. 

Al principió creí que estaba usando un sombrero sobre su rostro. Luego me doy cuenta de que su cabeza entera y su rostro están cubiertos de rojas heridas, un mosaico de cicatrices que han dejado su rostro grotesco.

Aunque las quemaduras fueron hace tres meses, la niñera todavía sufre de un considerable dolor. Sin embargo, nos contó su historia con tranquilidad.

Ella fue la niñera del hijo menor y de la hija de Hannibal Gadafi. La mujer de 30 años llegó a Libia el año pasado desde Ethiopia, su país natal. Al principio todo parecía bien, pero luego de seis meses en su trabajo fue quemada por Aline. Tres meses luego sucedió lo mismo, pero mucho más grave.

En un dulce tono, nos explicó cómo Aline perdió la paciencia cuando su hija no paraba de llorar y Shwygar se rehusaba a golpear a la niña. "Me llevó al baño, me ató las manos a mis espaldas, ató mis pies. Ella me tapó la boca y empezó a echar agua sobre mi cabeza así", explicó, imitando el recipiente de agua caliente cayendo sobre su cabeza.

Ella despegó con cuidado las vestiduras derretidas sobre su cuerpo. Su pecho, torso y piernas están llenas de cicatrices, algunas viejas y otras aún rojas y vivas.

Luego del primer ataque, "tenía gusanos saliendo de mi cabeza porque ella me escondió para que nadie me viera", dijo Mullah.

Eventualmente un guardia la encontró y la llevó a un hospital donde recibió un tratamiento. Pero cuando Aline Gadafi se enteró de la bondad de su compañero, lo amenazó con encarcelamiento si volvía a ayudar a la niñera.

"Cuando me hizo todo esto, no me dejó dormir por tres días", relata Mullah. "Me dejó afuera en el frío, sin comida. Ella le decía a los trabajadores que si me daban comida les haría lo mismo que a mí. No tenía agua, nada".

Otro trabajador, que no quiso identificarse, dice que también fue víctima de varias golpizas y cortadas con cuchillos. Él corrobora la historia de Mullah y asegura que los perros de la familia tienen mejor trato que los empleados.

Mullah fue forzada a ver a los perros comer mientras pasaba hambre, asegura el hombre. Esta es la manera en que eran tratados los trabajadores en la casa en la playa de la familia Gadafi. "Trabajé un año entero para ellos pero no recibí ni un centavo (…) ahora que necesito ir a un hospital no tengo dinero, no tengo nada", señaló.