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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Austria pone en evidencia la división de la UE con su rechazo a ampliar el fondo de rescate

Las Bolsas han entrado en verde tras la intervención del jefe del Ejecutivo comunitario en el Parlamento europeo al tiempo que se ha moderado el acoso contra la deuda de los periféricos. No obstante, el rechazo del Parlamento austriaco a aprobar hoy la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) ha puesto freno al rebote. La comisión de Economía de la cámara no ha logrado la mayoría de dos tercios requerida para sacar adelante la iniciativa, por lo que su aprobación se retrasa, como mínimo, hasta finales de mes.

Tras Barroso ha tomado la palabra el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, quien ha advertido de que una eventual quiebra de Grecia y su salida del euro tendrían consecuencias económicas y sociales enormes. "Quisiera decir a todos aquellos que piensan que Grecia estaría mejor fuera del euro: estoy en desacuerdo. Ni Grecia ni Europa estarían mejor", ha explicado. El tradicional capítulo de declaraciones a favor del euro se ha completado desde París, donde el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha asegurado que su país hará todo lo posible para salvar a Grecia. Ahora solo faltan los hechos.

Asimismo, pese a la euforia que destila la reacción de los mercados financieros a las palabras de los líderes europeos, Barroso ha advertido de que esta medida "no será la panacea". "Los eurobonos no solucionarán los problemas más urgentes, no harán que Grecia deje de tener que cumplir con sus obligaciones ni harán que el resto de la eurozona deje de implementar reformas", ha señalado Barroso, quien no ha dado una fecha concreta para presentar sus propuestas.

Además, los eurobonos cuentan con el rechazo frontal de Alemania, cuyo Gobierno no está dispuesto a pagar de su bolsillo los excesos del resto. Además, su puesta en marcha presenta una serie de dificultades, sobre todo por los límites de soberanía fiscal que implicaría cualquier planteamiento de una garantía común para parte de la deuda. Por este motivo, Rehn ha admitido que hacerlo precisaría un debate a fondo en la UE para ver si los Estados están "dispuestos a aceptarlo".

Horas después del anuncio, el vicecanciller y ministro de Economía de Alemania, Philipp Rösler, ha reiterado la oposición de su Gobierno a la iniciativa. "Digo expresamente no a los eurobonos y esta es la posición del Gobierno federal alemán", ha afirmado. Entre los argumentos que maneja Berlín para rechazar la medida, el Ejecutivo de Angela Merkel considera que fomentaría la falta de disciplina en los Estados incumplidores, ya que siempre contarían con el paraguas del resto de sus socios. En su opinión, la existencia de diferentes tipos de interés para cada país refleja el grado de confianza en ellos y fomenta actitudes más comprometidas contra el déficit.

Sin embargo, según los expertos, los eurobonos funcionarían como un "arma de disuasión letal" frente a la especulación al mutualizar la deuda de los socios de la divisa europea, aunque no estarían en vigor de forma efectiva hasta 2012 o 2013. "Hay muchas expectativas sobre la capacidad de los eurobonos para ayudarnos a salir de la crisis, poniendo en común la deuda de los Estados miembros. Para mí está claro que los eurobonos tendrían que verse acompañados de un refuerzo de la vigilancia fiscal y de la coordinación económica para evitar ese riesgo moral y apoyar unas finanzas públicas sostenibles", ha añadido Rehn en este sentido.

Con los eurobonos se pretende establecer un sistema de deuda pública común que exprese la solidaridad en la zona euro de manera que se igualen los costes de financiación de la mayor parte de las emisiones en los distintos Estados del euro. Desde finales de 2009, los costes de financiación de la deuda, que hasta entonces habían permanecido prácticamente iguales, empezaron a dispararse en algunos países en la medida que los inversores estimaron que eran mucho mayores sus probabilidades de impago. Así, mientras Grecia debe pagar hoy más del 20% de interés por sus bonos a 10 años y España e Italia, más del 5%, Alemania ha visto reducir sus costes hasta el 1,7%.

Para superar estos desequilibrios, Barroso ha pedido un "impulso federalista" a los Veintisiete, y especialmente a la Eurozona, y ha señalado que "sólo con determinación y esfuerzo común se puede ganar la credibilidad de los inversores y los ciudadanos". "En el seno del sistema comunitario, un sistema intergubernamental no ha funcionado ni funcionará en el futuro", ha sentenciado.

Pese que la atención ahora está en los eurobonos, tanto Barroso como Rehn han defendido que para superar la crisis lo más prioritario es la ratificación por parte de los gobiernos de la eurozona de las decisiones de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro del 21 de julio. En esencia, esto significa que cada país apruebe la ampliación del FEEF aunque, a la vista de lo sucedido hoy en el Parlamento austriaco, no será fácil. Tampoco está asegurado que el Bundestag alemán, que debe hacer lo propio el día 28 de este mes, de su visto bueno a la iniciativa o que Finlandia de su brazo a torcer.

A continuación, en opinión de Barroso y Rehn, los países socios deberían cerrar los detalles del segundo rescate a Grecia y, en un tercer paso, sacar adelante el mecanismo permanente de ayuda que deberá sustituir al actual. A corto plazo, también han pedido que los Estados miembros y el Parlamento Europeo aprueben antes del 28 de septiembre la reforma de la gobernanza económica, un paquete de seis medidas legislativas para reforzar la disciplina fiscal de la UE y conseguir una mayor coordinación económica. "Tenemos que reaccionar más rápidamente y de manera más efectiva. Tenemos que aplicar mejor nuestras decisiones en la UE. Las estructuras institucionales no son suficientes hoy día para atajar los problemas actuales", ha reiterado Rehn.

El ministro el de Finanzas polaco, Jacek Rostowski, cuyo país desempeña la Presidencia de turno de la Unión Europea (UE), ha cifrado el coste de la salida de Grecia de la moneda europea en un 25% del PIB de la eurozona en el primer año, un 10% durante los siguientes y una tasa de desempleo en el conjunto de los Diecisiete del 15 % de media.

Las Bolsas han entrado en verde tras la intervención del jefe del Ejecutivo comunitario en el Parlamento europeo al tiempo que se ha moderado el acoso contra la deuda de los periféricos. No obstante, el rechazo del Parlamento austriaco a aprobar hoy la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) ha puesto freno al rebote. La comisión de Economía de la cámara no ha logrado la mayoría de dos tercios requerida para sacar adelante la iniciativa, por lo que su aprobación se retrasa, como mínimo, hasta finales de mes.

Tras Barroso ha tomado la palabra el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, quien ha advertido de que una eventual quiebra de Grecia y su salida del euro tendrían consecuencias económicas y sociales enormes. "Quisiera decir a todos aquellos que piensan que Grecia estaría mejor fuera del euro: estoy en desacuerdo. Ni Grecia ni Europa estarían mejor", ha explicado. El tradicional capítulo de declaraciones a favor del euro se ha completado desde París, donde el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha asegurado que su país hará todo lo posible para salvar a Grecia. Ahora solo faltan los hechos.

Asimismo, pese a la euforia que destila la reacción de los mercados financieros a las palabras de los líderes europeos, Barroso ha advertido de que esta medida "no será la panacea". "Los eurobonos no solucionarán los problemas más urgentes, no harán que Grecia deje de tener que cumplir con sus obligaciones ni harán que el resto de la eurozona deje de implementar reformas", ha señalado Barroso, quien no ha dado una fecha concreta para presentar sus propuestas.

Además, los eurobonos cuentan con el rechazo frontal de Alemania, cuyo Gobierno no está dispuesto a pagar de su bolsillo los excesos del resto. Además, su puesta en marcha presenta una serie de dificultades, sobre todo por los límites de soberanía fiscal que implicaría cualquier planteamiento de una garantía común para parte de la deuda. Por este motivo, Rehn ha admitido que hacerlo precisaría un debate a fondo en la UE para ver si los Estados están "dispuestos a aceptarlo".

Horas después del anuncio, el vicecanciller y ministro de Economía de Alemania, Philipp Rösler, ha reiterado la oposición de su Gobierno a la iniciativa. "Digo expresamente no a los eurobonos y esta es la posición del Gobierno federal alemán", ha afirmado. Entre los argumentos que maneja Berlín para rechazar la medida, el Ejecutivo de Angela Merkel considera que fomentaría la falta de disciplina en los Estados incumplidores, ya que siempre contarían con el paraguas del resto de sus socios. En su opinión, la existencia de diferentes tipos de interés para cada país refleja el grado de confianza en ellos y fomenta actitudes más comprometidas contra el déficit.

Sin embargo, según los expertos, los eurobonos funcionarían como un "arma de disuasión letal" frente a la especulación al mutualizar la deuda de los socios de la divisa europea, aunque no estarían en vigor de forma efectiva hasta 2012 o 2013. "Hay muchas expectativas sobre la capacidad de los eurobonos para ayudarnos a salir de la crisis, poniendo en común la deuda de los Estados miembros. Para mí está claro que los eurobonos tendrían que verse acompañados de un refuerzo de la vigilancia fiscal y de la coordinación económica para evitar ese riesgo moral y apoyar unas finanzas públicas sostenibles", ha añadido Rehn en este sentido.

Con los eurobonos se pretende establecer un sistema de deuda pública común que exprese la solidaridad en la zona euro de manera que se igualen los costes de financiación de la mayor parte de las emisiones en los distintos Estados del euro. Desde finales de 2009, los costes de financiación de la deuda, que hasta entonces habían permanecido prácticamente iguales, empezaron a dispararse en algunos países en la medida que los inversores estimaron que eran mucho mayores sus probabilidades de impago. Así, mientras Grecia debe pagar hoy más del 20% de interés por sus bonos a 10 años y España e Italia, más del 5%, Alemania ha visto reducir sus costes hasta el 1,7%.

Para superar estos desequilibrios, Barroso ha pedido un "impulso federalista" a los Veintisiete, y especialmente a la Eurozona, y ha señalado que "sólo con determinación y esfuerzo común se puede ganar la credibilidad de los inversores y los ciudadanos". "En el seno del sistema comunitario, un sistema intergubernamental no ha funcionado ni funcionará en el futuro", ha sentenciado.

Pese que la atención ahora está en los eurobonos, tanto Barroso como Rehn han defendido que para superar la crisis lo más prioritario es la ratificación por parte de los gobiernos de la eurozona de las decisiones de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro del 21 de julio. En esencia, esto significa que cada país apruebe la ampliación del FEEF aunque, a la vista de lo sucedido hoy en el Parlamento austriaco, no será fácil. Tampoco está asegurado que el Bundestag alemán, que debe hacer lo propio el día 28 de este mes, de su visto bueno a la iniciativa o que Finlandia de su brazo a torcer.

A continuación, en opinión de Barroso y Rehn, los países socios deberían cerrar los detalles del segundo rescate a Grecia y, en un tercer paso, sacar adelante el mecanismo permanente de ayuda que deberá sustituir al actual. A corto plazo, también han pedido que los Estados miembros y el Parlamento Europeo aprueben antes del 28 de septiembre la reforma de la gobernanza económica, un paquete de seis medidas legislativas para reforzar la disciplina fiscal de la UE y conseguir una mayor coordinación económica. "Tenemos que reaccionar más rápidamente y de manera más efectiva. Tenemos que aplicar mejor nuestras decisiones en la UE. Las estructuras institucionales no son suficientes hoy día para atajar los problemas actuales", ha reiterado Rehn.

El ministro el de Finanzas polaco, Jacek Rostowski, cuyo país desempeña la Presidencia de turno de la Unión Europea (UE), ha cifrado el coste de la salida de Grecia de la moneda europea en un 25% del PIB de la eurozona en el primer año, un 10% durante los siguientes y una tasa de desempleo en el conjunto de los Diecisiete del 15 % de media.

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