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sábado, 12 de mayo de 2012

Strauss-Kahn, a un año del escándalo que cambió a Francia y al FMI


dpa) – Dominique Strauss-Kahn es “muy arrogante y autosuficiente”, asegura Gérard Depardieu sobre el ex jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI). La estrella del cine francés tal vez sea una de las personas que más lo conozca, y no por ser su amigo, sino porque lo interpretará en una película que reeditará un escándalo que cambió la historia política del país.
El 14 de mayo de 2011, uno de los más hombres más poderosos del mundo veía como en cuestión de horas su carrera política quedaba hecha pedazos. Un año después, su compañero de partido François Hollande jura como nuevo presidente de Francia, un cargo para el que Strauss-Kahn, una figura política entonces en ascenso, era claro favorito.
El ex jefe del FMI deberá conformarse ahora con ser a sus 63 años protagonista de una película de Depardieu y uno de los desempleados más famosos del mundo, además del dueño de una de las iniciales más populares: DSK. Pero, sobre todo, será recordado como la persona a la que Hollande más agradecerá su nuevo cargo.
Strauss-Kahn se dirigía a un encuentro con la canciller alemana Angela Merkel cuando un grupo de policías lo interceptó en un vuelo de primera clase de Air France en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York. Al principio no sabía de que se trataba, asegura hasta el día de hoy.

El entonces director gerente del FMI era detenido
, acusado de haber abusado sexualmente de la empleada de un hotel neoyorquino.
De inmediato surgieron las dudas. ¿Puede uno de los hombres más poderosos del mundo y posible candidato a la presidencia de Francia ser tan ingenuo para tirar toda su carrera por la borda? ¿Y por qué la empleada limpió tranquilamente la siguiente habitación antes de denunciar lo ocurrido en el hotel?
Su abogado Kenneth Thompson explicaría luego que ella estaba bajo estado de shock. En pocas horas, la imagen de Strauss-Kahn se transformaba. El poderoso político era ahora un hombre esposado y sin afeitar.
Pero también la imagen de la presunta víctima cambiaría abruptamente. Nafissatou Diallo, una empleada trabajadora y muy religiosa, que no conocía a Strauss-Kahn, pasaba a ser una mujer interesada en obtener el máximo rédito posible de la situación.
Tras 100 días en prisión y arresto domiciliario, el ex jefe del FMI era puesto nuevamente en libertad, en un vuelco judicial casi tan espectacular como su arresto.
Pero apenas regresó a Francia, comenzaron también allí los procesos judiciales. La escritora y periodista Tristane Banon, que hoy tiene 32 años, acusó a Strauss-Kahn de haberse lanzado sobre ella en una entrevista en 2003. El proceso, sin embargo, prescribió.
Poco después se daría a conocer que Strauss-Kahn participó durante años en fiestas sexuales ilegales con prostitutas, lo que le valió el inicio de una nueva causa judicial con final incierto. DSK no niega su participación en las orgías, pero aseguró no saber que las participantes eran prostitutas, por lo que rechaza el delito de proxenetismo que se le imputa.
Mientras, la causa civil en Nueva York es asunto prácticamente cerrado. “No nos interesa un acuerdo, porque Nafissatou aún sufre y necesita justicia”, argumenta su abogado Thompson.
Más allá de lo que resuelva la justicia, el trabajo de sus colegas ya muestra cambios concretos. Desde este año, las empleadas de hotel deben portar botones de alarma para dar aviso en caso de emergencia.