Lo Último

.

.

domingo, 17 de mayo de 2015

“El gobierno colombiano ha tenido respuestas débiles al problema del contrabando de extracción”

El gobernador del estado Táchira, José Gregorio Vielma Mora, aseguró en un artículo de opinión, que tiene derecho a reflexionar sobre temas de Colombia a propósito de las declaraciones de la canciller colombiana María Ángela Holguín y el posterior comunicado oficial que emitió Venezuela a través del Ministerio para las Relaciones Exteriores.
En dicho artículo, el gobernador afirmó que Venezuela siempre a tenido una posición fraterna frente a Colombia y sus nacionales que vienen al país a buscar nuevos horizontes, a quienes el Hugo Chávez les garantizó su identificación, alimentación, educación, salud y hasta la vivienda. Pero por otro lado, manifestó que “el gobierno colombiano ha tenido respuestas débiles al problema del contrabando de extracción”.
A continuación el artículo completo del Gobernador José Gregorio Vielma Mora.
La competencia y vocería en materia internacional corresponde al Ejecutivo Nacional y a la Cancillería venezolana, pero como Gobernador de un Estado fronterizo y como Presidente de la Comisión Presidencial de Integración y Asuntos Fronterizos (COPIAF) tengo al menos el derecho de reflexionar sobre los temas con la hermana República de Colombia, a propósito de las últimas declaraciones de la Canciller colombiana, María Ángela HolguÍn y del posterior comunicado oficial de la República Bolivariana de Venezuela, a través del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores.
Esta República Bolivariana siempre ha tenido una posición fraterna tanto con el Estado colombiano como con sus nacionales venidos a nuestras tierras para buscar nuevos horizontes. Como doctrina de nuestro Comandante Eterno, Hugo Chávez, el gobierno revolucionario siempre ha sido realista frente a un proceso migratorio sostenido que ya lleva más de más 50 años ininterrumpidos.
A diferencia de otros países, como los europeos, nuestro tratamiento a la migración colombiana es un ejemplo para ser imitado en el mundo. Estamos muy lejos de utilizar los mecanismos vejatorios e inhumanos que se aplican en EEUU a los grupos humanos que por circunstancias difíciles en la tierra que los vio nacer, se ven en la necesidad de buscar refugio en otras naciones. Por el contrario, el mundo debería aprender de esta República Bolivariana de políticas públicas avanzadas y elevadas, al mayor rango de los derechos humanos, en materia migratoria.
Esta tierra tan generosa alberga más de 5 millones y medio de colombianas y colombianos, es decir, casi una cuarta parte de los habitantes este país. A todas esas hermanas y hermanos, el Comandante Chávez por Ley les garantizó su identificación, alimentación, educación, salud y hasta la vivienda.
Es cierto, por historia, por Bolívar y por Chávez, somos naciones hermanas. La hermandad implica una relación bilateral de beneficio y ayuda mutua, de apoyo irrestricto y entendimiento permanente frente a los problemas que involucran a las y los migrantes. El gobierno colombiano ha tenido respuestas débiles al problema del contrabando de extracción. Más allá de los acuerdos en las mesas de trabajo binacionales, el Estado colombiano, debe planificar e implantar políticas generales –no locales ni transitorias- para todos los inconvenientes que implican el contrabando de extracción desde Venezuela. Debe ir más allá de la consideración del problema de evasión de impuestos en Colombia por la venta de productos extraídos ilegalmente desde Venezuela.
Es necesario que lo vea como una obligación con este país que alberga a millones de sus nacionales y que requiere de todos los recursos gastados en la lucha contra el contrabando y el paramilitarismo, para seguir invirtiéndolos en salud, alimentación, educación y vivienda, precisamente en esos 5 millones y medio de hermanos y hermanos que comparten con nosotros este país.
Esa debe ser la actitud de un hermano. Los problemas no son sólo de Venezuela, es un problema colombiano también. Por eso las posiciones oficiales del gobierno colombiano deben superar el nivel de las “preocupaciones” y los acuerdos binacionales. Están obligados, al menos moralmente, a implantar políticas y leyes internas severas y permanentes para alcanzar un equilibrio en la relación indefectible que ambas naciones poseen.
Así lo exige la salud económica tanto de Venezuela como de Colombia, cuyos productores se ven afectados por tan deleznable práctica ilegal de comercio. Deben atacar internamente el comercio de bienes introducidos irregularmente, desde los combustibles, así como los demás productos de consumo con medidas severas y ejemplarizantes. No es posible que en Cúcuta y otras ciudades colombianas, los productos venezolanos se comercien a la vista de todas y de todos. Estos productos deben ser comisados por las autoridades del hermano país y devueltos a Venezuela.
Cuando eso suceda estaremos honrando verdaderamente la memoria de El Libertador Simón Bolívar y su espíritu de hermandad que formó la Gran Colombia.