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jueves, 14 de abril de 2016

Estudios revelan que el agua envasada es un veneno que compramos creyendo que es sana

El agua tan necesaria para la salud, envasada en plástico puede ocasionar cáncer.
 
Se nos ha hecho creer que el agua envasada comúnmente en plástico, es un producto que nos asegura nuestra salud y se nos hace ver como necesaria para la calidad de vida en general, su consumo aumentó en un 74% desde el año 2015.

El sector del agua embotellada está creciendo muy rápidamente en todo el mundo, siendo uno de los negocio más seguros actualmente, pero también uno de los menos regulados. 

Esto va en detrimento de los consumidores, ya que un 40% de ellas revelaban la presencia de pesticidas, principalmente herbicidas. Diez por ciento presentaban incluso concentraciones superiores a los microgramos tolerados por litro. Valores que sobrepasan las exigencias legales para la calidad de las aguas potables.

Entre los plásticos que utilizan para realizar las botellas, se sencuentran: PET (Polietileno Tereftalato), el cual se ha de evitar, porque sus riesgos pueden desprender antimonio y los ftalatos.

Esto sin obviar que no es muchas veces agua purificada como nos han hecho creer, en marzo de 2004 Coca Cola reconoció en Reino Unido, que el agua de su marca Dassain, era agua común y corriente del grifo y era vendida en botellas de medio litro. 

Se retiraron más de medio millón de botellas del mercado argumentando que habían detectado niveles de bromato que excedían las normas legales británicas.

Otro dato curioso por demás, está basado en dos investigadores alemanes, que encontraron tasas de hormonas demasiado elevadas en el agua embotellada. 

Los doctores Wagner y Ochhlam de la Universidd Goethe de Francfort han descubierto en las botellas de agua mineral perturbadores endocrinos no sólo en la botella misma sino en el mismo líquido. En pequeñas dosis podrían dañar la salud. 

Estos perturbadores observados sean hormonas femeninas o masculinas son sospechosos de modificar el desarrollo y las funciones sexuales reproductoras del hombre.

Martín Wagner y Jorge Oehlman habían seleccionado veinte envases de plástico de aguas embotelladas vendidas en Alemania. Todos tenían en común el contener el polietileno tereftalato (PET), un elemento químico igualmente presente en botellas de plástico de bebidas dulces, aceites de cocina, pero también en el aluminio interior de las paredes que guardan ciertas bebidas gaseosas. 

El PET asegura “la transparencia del plástico su resistencia a los choques, su poco peso y su impermeabilidad al agua, al gas y a los aromas” .

Los dos científicos han utilizado levaduras genéticamente modificadas y pequeños caracoles de agua dulce observando que las primeras cambiaban de color y se veía que los segundos se multiplicaban por la influencia de esas hormonas.