La antigua cúpula de Caja Mediterráneo (CAM) deberá abonar en el plazo de quince días una fianza de algo más de 25,8 millones de euros en concepto de responsabilidad civil por daño patrimonial directo a la entidad. La cifra es el perjuicio económico que los informes periciales apuntan que causaron los cinco ex directivos imputados por presuntas irregularidades en la gestión de la entidad. El juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez admite la solicitud de la acusación particular del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria).
El escrito del FROB mantiene que el perjuicio económico causado por los exdirectivos se produjo al inflar sus prejubiliaciones, pero también al modificar las condiciones de la Prestación Adicional Asegurada contratada con la firma Caser o por el reparto de complementos salariales a partir de unos teóricos resultados económicos.La fianza deberá ser abonada en los próximos quince días por el expresidente de la CAM, Modesto Crespo, los exdirectores generales, Roberto López y Maria Dolores Amorós, y los exdirectores de planificación y recursos, Teófilo Sogorb y Vicente Soriano, en concepto de responsabilidad civil. De no ser así, se procederá al embargo de sus bienes.
Entidad en jaque y esquilmada
La decisión de Gómez Bermúdez se produce poco más de una semana después de que el juez tomara declaración a los cinco miembros de la antigua cúpula de la extinta caja de ahorros alicantina. El magistrado también decidió retirar hace unos días el pasaporte a los dos exdirectores generales de la CAM
Un crecimiento del crédito desbocado, del 300% entre 2002 y 2008, con una altísima concentración en el sector inmobiliario, “riesgo que siguió aumentando cuando ya se atisbaba la crisis”, según dijo José Antonio Iturriaga, uno de los tres administradores nombrados por el FROB; una dependencia excesiva de los mercados mayoristas, que se cerraron al llegar la crisis; una política de refinanciación de créditos (en algunos casos se renovaron hasta tres veces) sin evaluaciones de riesgo adecuadas y un deficiente sistema de control interno deterioraron los márgenes de la caja hasta hacerla insostenible. Pero sus responsables, hasta bien poco antes de su intervención, actuaron convencidos de que todo se arreglaría con la ayuda del FROB, cuya inyección de liquidez podía traducirse o no en una entrada en el capital del nuevo Banco CAM, algo que podía suponer o no, de hecho, una nacionalización.
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