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domingo, 19 de enero de 2014

Una terapia puede revolucionar la forma en la que se tratan los infartos

Después de un ataque al corazón, gran parte del daño al músculo del corazón es causado por las células inflamatorias que aparecen en los tejidos sin oxígeno. Pero ese daño inflamatorio se puede reduucir a la mitad cuando se inyectan micropartículas en el torrente sanguíneo dentro de las 24 horas después del ataque, según una nueva investigación de la Universidad Northwestern-Chicago, en EE.UU., y laUniversidad de Sydney, en Australia.
Una terapia puede revolucionar la forma en la que se tratan los infartosCuando se inyectaron micropartículas biodegradables después de un ataque al corazón, el tamaño de la lesión del corazón se redujo en un 50 por ciento y el corazón pudo bombear más sangre significativamente. «Esta es la primera terapia que se dirige específicamente a un motor clave del daño que se produce después de un ataque al corazón», explica el investigador Daniel Getts, de la Universidad Northwestern. «No hay otra terapia en el horizonte que puede hacer esto. Ésta tiene el potencial de transformar la forma en la que se tratan los ataques cardiacos y las enfermedades cardiovasculares», apunta este experto.
Las micropartículas funcionan mediante la unión a las células dañinas (monocitos inflamatorios) y llevándolas a un desvío fatal: en lugar de llegar al corazón, las células se dirigen al bazo y mueren. Están partículas hechas de poliácido (ácido láctico y coglicólico), una sustancia biocompatible y biodegradable ya se han aprobado por la agencia norteamericana del medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) para su uso en suturas reabsorbibles. Una micropartícula es 500 nanómetros, que es 1/200 el tamaño de un cabello.

El estudio, que se publica «Science Translational Medicine», mostró que las micropartículas reducen el daño y reparan el tejido en muchas otras enfermedades inflamatorias, como modelos de virus del Nilo Occidental, colitis, enfermedad inflamatoria intestinal, esclerosis múltiple, peritonitis y un modelo que imita el flujo de sangre después de un trasplante de riñón. «El potencial para el tratamiento de muchas enfermedades diferentes es tremendo -resalta Stephen Miller-. En todos estos modelos de enfermedad, las micropartículas detienen el flujo de células inflamatorias en el sitio del daño del tejido, por lo que el daño es muy limitado y los tejidos pueden regenerarse».
En este sentido, John Puisis, de Cour Pharmaceutical Develpoment C., señala que «este descubrimiento tiene el potencial de transformar la forma de tratar los trastornos inflamatorios y el uso de micropartículas derivadas de polímeros biodegradables significa que esta terapia podría traducirse rápidamente para su uso clínico» afirma John Puisis, director ejecutivo de Cour Pharmaceutical Develpoment C., una compañía de biotecnología con la que se asociaron los investigadores para producir una versión refinada de las micropartículas en previsión de realizar un ensayo clínico en infarto de miocardio en dos años.
Las micropartículas están diseñadas para tener una carga negativa en su superficie, lo que las hace irresistibles para los monocitos inflamatorios, que tienen un receptor cargado positivamente. Así, hay una «atracción fatal»: cuando las células inflamatorias se unen a las micropartículas, se activa una señal celular que anuncia que éstas están muriendo y listas para su eliminación. Las células se desplazan entonces hacia el bazo, el camino natural para la eliminación de las células que mueren, en lugar de ir al sitio de la inflamación. ABC