Lo Último

.

.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

BBC Mundo: ¿Ganaría Obama el premio Nobel de la Paz hoy?

El 10 de diciembre de 2009, un joven Barack Obama, todavía sin las canas que lo acompañan hoy y con su esperanza intacta, se subió a la tarima en la Alcaldía de Oslo, Noruega, para recibir el premio Nobel de la Paz.
Obama había entrado a la Casa Blanca al comienzo de ese mismo año y llegaba a la cita escandinava convertido no sólo en el hombre más poderoso del mundo, sino en una estrella capaz de enardecer multitudes.
Después de todo, el exsenador por Illinois se había convertido en el primer presidente negro de Estados Unidos, un hombre cargado de simbolismo y una fuente de inspiración comparable a Martin Luther King, quien obtuvo el mismo galardón el mismo día pero 45 años antes.
Ese carácter histórico del nuevo mandatario lo reconoció el comité del Nobel al justificar su elección: “Sólo muy ocasionalmente ha logrado una persona capturar la atención mundial en el mismo grado de Obama y darles a sus ciudadanos la esperanza de un mejor futuro”.
Fue una elección que sorprendió al mismo homenajeado y en Estados Unidos fue recibida con una mezcla de esperanza y escepticismo, de orgullo por sus simpatizantes y de rechazo por quienes lo calificaron como demasiado prematuro, como un posible lastre a futuro o incluso como un error por tratarse de un presidente que lideraba dos guerras.
De ese día invernal en la capital noruega han pasado ya cinco años, Obama está en el tramo final de su mandato, sus niveles de aprobación local han sufrido considerablemente y no ha podido cumplir todos sus objetivos.

“Logros escasos”

Obama, claramente, no recibió el Nobel por sus éxitos, algo que él mismo reconoció en su discurso de aceptación en Oslo, que duró 36 minutos y es considerado una hoja de ruta de su política exterior.
Comparado con algunos de los gigantes de la historia que han recibido este premio -Schweitzer y King, Marshall y Mandela- mis logros son escasos”, dijo.
Más bien, el galardón le fue entregado por lo que muchos esperaban que pudiera lograr al frente de Estados Unidos. Fue, en palabras del comité, un “llamado a la acción” y un apoyo a las ideas del nuevo mandatario.
La institución noruega resaltó sus esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y puso “especial importancia” en un objetivo que ha sido cuestionado recientemente: el trabajo de Obama para lograr un mundo sin armas nucleares.
El presidente ciertamente avanzó en esos aspectos, en particular al firmar un importante tratado de armas con Rusia cuando las relaciones entre las dos potencias no estaban tan frías. El acuerdo se llamó New Start y fue firmado en República Checa en 2010.
Pero en el último tiempo se destacó un proyecto para renovar su arsenal nuclear, con planes para obtener 12 nuevos submarinos, hasta 100 nuevos bombarderos, 400 misiles basados en tierra y renovar ocho plantas y laboratorios.
Algunos también critican que Obama, ya con el Nobel en el bolsillo, haya decidido fortalecer sus operaciones militares dirigidas con aviones no tripulados (drones) y, más recientemente, se haya involucrado en una guerra con el autodenominado grupo Estado Islámico (EI) en Irak y en Siria.
El presidente, sobre este aspecto, admitió en su discurso de aceptación que la guerra no podrá ser eliminada y justificó el uso ocasional de la fuerza, aunque con reglas claras.
“Debemos comenzar por reconocer la dura realidad: no erradicaremos los conflictos violentos en nuestras vidas. Habrá ocasiones cuando los países, actuando de manera individual o en concierto, encontrarán que el uso de la fuerza no sólo es necesario sino está moralmente justificado”, dijo.
Otros también le cuestionan que no haya podido cerrar la prisión de Guantánamo, que él mencionó como uno de sus objetivos en ese discurso.

Ideales y principios

Pero el premio entregado a Obama no puede sólo analizarse desde el punto de vista de los hechos concretos que él haya hecho o dejado de hacer.
Esto se debe a que el comité puso especial énfasis en los “principios” y la “lucha vital sobre ellos” y resaltó los “ideales” de Obama.
“El comité sabe que muchos sopesarán sus ideales ante lo que realmente haga, y esto debería ser bienvenido”, dijo su director, Thorbjorn Jagland.
“Pero si la demanda es cumplir sus ideales a carta cabal e inmediatamente, o dejar de tener ideales, entonces quedamos con una dañina división entre los límites de las realidades de hoy y la visión para mañana“, agregó.
Y, en cierta medida, Obama sigue representando algunos de esos ideales que lo llevaron a la presidencia y, poco después, a ganar el Nobel.
Es claro que no genera tanta pasión como al principio de su mandato y su aceptación, sobre todo en Estados Unidos, ha rondado recientemente sus niveles históricos más bajos.
Pero por más éxitos o fracasos que esté teniendo al frente de la Casa Blanca, buena parte de su legado quedó garantizado desde el mismo día en que entró a la mansión presidencial en Washington como el primer presidente negro.
Para algunos, esta carga simbólica y esos ideales pueden no ser suficiente para que se le considere a un Nobel. Para otros, en cambio, pueden ser en sí mismos un gran avance.

Por: Thomas Sparrow / BBC Mundo