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lunes, 16 de marzo de 2015

Rousseff tras protestas: “El gobierno tiene la obligación de abrir el diálogo”

(Brasilia, 16 de marzo. DPA).- Un día después de las multitudinarias protestas contra el gobierno, la presidenta brasileña Dilma Rousseff prometió hoy escuchar con “humildad” las demandas populares y se manifestó abierta al diálogo con todos los sectores, incluso los de oposición.
“Estamos dispuestos a dialogar con todos, en una actitud de humildad, dispuestos a escuchar lo que digan”, aseveró la mandataria, quien inició hace menos de tres meses su segundo mandato, conquistado en las urnas de octubre del año pasado.
Según Rousseff, las protestas de este domingo, que según la policía reunieron a 1,7 millones de personas en todo el país, son una muestra de la solidez de la democracia brasileña recuperada hace exactas tres décadas, cuando terminaron los 21 años de dictadura militar.
La presidenta, quien integró una organización guerrillera de combate a la dictadura y fue presa y torturada, aseveró que, al ver las protestas de este domingo, sintió que “valió la pena luchar por la libertad, valió la pena luchar por la democracia”.
La misma actitud de “humildad” fue asumida por los principales asesores de Rousseff,que se reunieron hoy con la mandataria para evaluar las protestas de la víspera.
“Cuando vemos este tipo de clamor en las calles, es porque algo está mal”, expresó el vicepresidente Michel Temer, tras participar hoy en la reunión con la presidenta, a la que acudieron además nueve ministros de Estado.
Temer señaló que el tema central del encuentro fue analizar “qué puede hacer el gobierno para atender el clamor de las calles”.
Un tono similar adoptaron hoy los ministros de Justicia, José Eduardo Cardozo, y de Minas y Energía, Eduardo Braga, en una rueda de prensa -la segunda en menos de 24 horas- realizada en Brasilia para comentar las manifestaciones de protesta contra la corrupción y la política económica del gobierno.
“El gobierno utilizó hasta el límite de la responsabilidad su capacidad de conceder subsidios y exenciones de impuestos para enfrentar el desafío (de la crisis) manteniendo los programas sociales”, sostuvo.Braga afirmó que el desequilibrio de las cuentas públicas que alimenta hoy el aumento de la inflación y frena el crecimiento de la economía resulta de las políticas contracíclicas que adoptó el gobierno para proteger a los brasileños más pobres de los efectos de la crisis financiera internacional de 2008.
El ministro afirmó que ahora son necesarios ajustes y aumentos en los precios de tarifas públicas para “asegurar los fundamentos de la economía y hacer que el país vuelva a crecer con intensidad”.
A su vez, Cardozo reiteró que el gobierno desea la unión de aliados y opositores para impulsar los cambios en el sistema político a fin de frenar la corrupción, y reiteró que un conjunto de medidas en este sentido será anunciado antes del viernes próximo: “Es necesario tener humildad y reconocer que el momento es delicado y que un cambio es necesario”.
“El gobierno está abierto al diálogo con todos, ya sean opositores o no, y estamos abiertos a debatir con la sociedad brasileña. La presidenta Dilma Rousseff gobierna para 200 millones (de brasileños), y no sólo para los que votaron por ella”, agregó.
La tibia reacción del gobierno a las masivas protestas de este domingo fue duramente criticada hoy por los analistas políticos.
El comentarista Josias de Souza, del portal UOL, se quejó de que Rousseff no admitió hasta ahora ninguna responsabilidad en la crisis económica ni tampoco en la corrupción en la petrolera estatal Petrobras, que han sido los principales blancos de la protesta del domingo.
A su vez, el politólogo Leonardo Sakamoto afirmó que, al recurrir al recorte de gastos públicos y al aumento de impuestos para reequilibrar las finanzas públicas,Rousseff traicionó las promesas hechas el año pasado en su victoriosa campaña por la reelección.“El gobierno sigue creyendo que es excelente. La crisis económica viene de afuera. El ajuste fiscal es necesario y recuperará el crecimiento ya en el segundo semestre de 2015. Dilma no tolera la corrupción”, disparó De Souza.
Según Sakamoto, Rousseff prometió “un mandato de políticas progresistas”, pero en lugar de ello “adoptó hasta ahora solamente una agenda conservadora”.
“El ahorro para solucionar los problemas que su propia gestión ayudó a crear se hace a costa de cambios en beneficios previsionales y sociales”.
“Dependerá de su gobierno decidir si pondrá en marcha las promesas que vendió en las elecciónes (…) o si marchará -con los aliados que le queden- hacia el abismo”, enfatizó.