El
sudor que producimos en el cuerpo a lo largo del día y específicamente
en ciertas partes del cuerpo, como las axilas, hacen que emitamos un
olor no tan rico. Afortunadamente existen los desodorantes y los
antitraspirantes para prevenir esa situación.
Pero incluso estos productos no siempre nos van a salvar del mal olor, ya que su efectividad depende de factores como las glándulas sudoríparas de cada persona, la cantidad de desodorante que se aplique, la composición del producto y, sobre todo, la hora en que se aplique.
Los desodorantes están diseñados para inhibir las bacterias de la atmósfera que actúan con el sudor y que son las culpables de que se produzca ese hedor ácido que se origina con la transpiración.
Por lo general están hechos en base a alcohol, que esteriliza las áxilas para que las bacterias no puedan vivir en ellas. También contienen bactericidas que liquidan a los microorganismos antes de que digieran nuestro sudor y como ingrediente final están los antitranspirantes que bloquean los conductas por donde sale el sudor.
Teniendo en cuenta que el desodorante debe entrar por los conductos del sudor, y que en las mañanas se suele sudar más que en las noches, si te aplicas el producto al inicio del día este se disipará más rápido y evidentemente su efecto no será el esperado.
Además, hay que tener en cuenta que si te duchas en la mañana, tus axilas se quedan húmedas aunque te pases toalla, lo que hace que el desodorante se mezcle con la humedad y se vaya más rápido de la piel, en vez de permanecer en los conductos sudoríparos, que es donde más se necesita.
Pero incluso estos productos no siempre nos van a salvar del mal olor, ya que su efectividad depende de factores como las glándulas sudoríparas de cada persona, la cantidad de desodorante que se aplique, la composición del producto y, sobre todo, la hora en que se aplique.
Los desodorantes están diseñados para inhibir las bacterias de la atmósfera que actúan con el sudor y que son las culpables de que se produzca ese hedor ácido que se origina con la transpiración.
Por lo general están hechos en base a alcohol, que esteriliza las áxilas para que las bacterias no puedan vivir en ellas. También contienen bactericidas que liquidan a los microorganismos antes de que digieran nuestro sudor y como ingrediente final están los antitranspirantes que bloquean los conductas por donde sale el sudor.
Teniendo en cuenta que el desodorante debe entrar por los conductos del sudor, y que en las mañanas se suele sudar más que en las noches, si te aplicas el producto al inicio del día este se disipará más rápido y evidentemente su efecto no será el esperado.
Además, hay que tener en cuenta que si te duchas en la mañana, tus axilas se quedan húmedas aunque te pases toalla, lo que hace que el desodorante se mezcle con la humedad y se vaya más rápido de la piel, en vez de permanecer en los conductos sudoríparos, que es donde más se necesita.
Según
un artículo de Consumer Reports, durante la noche, que es cuando la
gente suda menos, el ingrediente activo con base de aluminio de los
desodorantes es "succionado" por los conductos sudoríparos, "y debido a
que hay más antitranspirante presente, se conecta mejor con los poros,
enviándole un mensaje a las glándulas sudoríparas para que reduzca o
detenga la transpiración", explica el artículo.
"Tú quieres que tus axilas estén lo más secas posible para que así los ingredientes activos de los desodorantes tengan oportunidad de hacer su trabajo", explica David Pariser, profesor de dermatología de la escuela de medicina de Easter Viriginia de Norfolk (Inglaterra).
Así pues, si te aplicas desodorante en la noche y cumples este proceso, su efectividad puede durar entre 24 y 48 horas y hasta puede mantener su efecto después de la ducha de la mañana ya que para entonces las sales del aluminio ya habrán tapado los conductos sudoríparos, asegura el portal Tech Insider.
En conclusión, es mejor echarse desodorante por las noches, cuando las axilas estén bien secas y hayan pasado unas 8 horas de poco sudor, así los ingredientes del producto podrán actuar mejor y el desodorante será más efectivo.
"Tú quieres que tus axilas estén lo más secas posible para que así los ingredientes activos de los desodorantes tengan oportunidad de hacer su trabajo", explica David Pariser, profesor de dermatología de la escuela de medicina de Easter Viriginia de Norfolk (Inglaterra).
Así pues, si te aplicas desodorante en la noche y cumples este proceso, su efectividad puede durar entre 24 y 48 horas y hasta puede mantener su efecto después de la ducha de la mañana ya que para entonces las sales del aluminio ya habrán tapado los conductos sudoríparos, asegura el portal Tech Insider.
En conclusión, es mejor echarse desodorante por las noches, cuando las axilas estén bien secas y hayan pasado unas 8 horas de poco sudor, así los ingredientes del producto podrán actuar mejor y el desodorante será más efectivo.
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