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domingo, 14 de julio de 2013

La carrera americana de la obesidad no tiene ganadores

El dudoso mérito de tener el mayor porcentaje de ciudadanos con sobrepeso se disputa entre México y Estados Unidos. Las últimas cifras aparecidas en los medios mostraban que México superaba a su vecino del norte de acuerdo con datos de 2008, pero encuestas más recientes vuelven a situarlo en segundo lugar. Sea como sea, y aunque los porcentajes varían poco, su significado es preocupante: la proporción de personas con exceso de peso no deja de crecer.
El polvorín mediático estalló por el último informe de la FAO, que concluye, empleando datos de hace cinco años, que el 31,8% de estadounidenses tiene un Índice de Masa Corporal superior a 30 frente al 32,8% de los mexicanos. Las cifras variaron en las encuestas recientes: en 2010, EE UU registró un 35,7% de personas con obesidad y, en 2012, México volvió a quedar en segundo lugar, con 32,7%. 
La Organización Mundial de la Salud aseguró en su último informe quela obesidad es la epidemia del siglo XXI. En 2030 puede haber en América Latina 191 millones de obesos, según las últimas proyecciones del Banco Mundial. La cifra supone un incremento del 300% con respecto a 2005, cuando se registraba un total de 60 millones de enfermos en la región. Según el documento, la obesidad afecta también a otras zonas geográficas en desarrollo y la mitad de los obesos del mundo se encuentran en nueve países: China, Estados Unidos, Alemania, India, Rusia, Brasil, México, Indonesia y Turquía.
 La obesidad, afección relacionada con la diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, supone un coste anual de más de 150.000 millones de dólares en EE UU, según informa el CDC. Las estimaciones prevén que este presupuesto aumentará a los 550.000 millones de dólares en 20 años, según concluyó un estudio elaborado por la Universidad de Duke (Carolina del Norte). En México, el coste ronda los 70.000 millones de pesos (5.000 millones de dólares), de acuerdo a cifras como las de la Fundación Mídete, que cree que para 2017 el coste puede duplicarse. En los últimos seis años, la diabetes se duplicó hasta los 13 millones de afectados en México.
En EE UU, este problema de salud ha sido recientemente reconocido por la Asociación Americana de Médicos como enfermedad, un paso que ahora obliga a los médicos a comprometerse más con esta afección y a las aseguradoras a cubrir su tratamiento. Desde el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés) se han elaborado varias campañas para promover la actividad física desde la infancia, eliminar alimentos hipercalóricos de las escuelas e implicar a los seguros sanitarios privados en el tratamiento de la enfermedad, entre otros. México se precia de un Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, firmado el sexenio pasado por 15 dependencias públicas y organismos privados, que tiene como objetivos fomentar la actividad física, aumentar la disponibilidad de agua potable, disminuir el consumo de azúcar, grasas saturadas y sodio, mejorar el etiquetado de alimentos… El consumo de comida ‘chatarra’ en escuelas, muy extendido, está dentro de los problemas a erradicar según el Pacto por México.
En EE UU el programa Medicare, seguro sanitario financiado por el Gobierno federal para las personas de 65 años y mayores y discapacitados, ya cubre los costes de la terapia, así como la cirugía bariátrica -métodos quirúrgicos como la liposucción- para las personas que además sufren problemas de salud adicionales. Sin embargo, la cobertura de esta enfermedad es muy desigual en los seguros médicos privados.
En los últimos meses, la Administración de Barack Obama ha centrado también su atención en las escuelas como forma de mejorar la dieta de los niños y su conducta hacia la comida. En los próximos meses, las escuelas de EE UU no contarán con máquinas expendedoras que ofrezcan snacks o aperitivos con alto contenido graso. La batalla personal de Michael Bloomberg contra la obesidad ha sido patente los últimos meses. El alcalde de Nueva York lleva tiempo sumido en una reyerta judicial por su intención de prohibir las bebidas azucaradas gigantes después de que un juez federal determinara que en EE UU las personas tienen libre albedrío para elegir lo que consumen. Una de las campañas más conocidas en México es la de la capital, que en abril imitó un programa anterior de Buenos Aires al animar a los restaurantes a retirar los saleros. México DF consume 11 gramos diarios de sal, más del doble de los cinco recomendados por la Organización Mundial de la Salud.
Coca-Cola ha tenido un papel relevante en los debates sobre el sobrepeso de ambos países. Organizaciones civiles aseguran que la compañía de refrescos ha emprendido una campaña de lavado de cara. En EE UU, este año anunciaba su compromiso con la lucha contra la enfermedad a través de dos anuncios en EE UU cuatro meses después de que las autoridades sanitarias de Nueva York dieran luz verde a la prohibición de los refrescos azucarados y de que Cambridge (Massachusetts) adoptara una medida similar. En la actualidad, Coca-Cola informa de las calorías en sus recipientes y en las máquinas expendedoras de su producto. En México, una asociación de consumidores ha denunciado la campaña publicitaria 149 calorías por "engañar a la población". "Las calorías vacías, en especial las provenientes del azúcar y la fructuosa, contenidas en el refresco, incrementan el riesgo de daño metabólico", critica El poder del consumidor. Además, la información calórica "toma como medida un envase de 355 mililitros, muy poco consumido en nuestro país" frente al de 600 mililitros.
Una iniciativa de ley presentada en el Senado mexicano buscó el año pasado gravar con un 20% de impuesto a las bebidas gaseosas, pero se topó con el argumento de que la tasa impediría a millones de familias con mínimos ingresos acceder a uno de los pocos productos que pueden permitirse. En zonas rurales a veces es complicado conseguir agua potable, pero los refrescos azucarados se venden en cualquier tienda
En EE UU, los restaurantes McDonald´s y las cafeterías Starbucks de EE UU, entre otras cadenas de comida rápida, ya incluyen la información calórica en sus menús tras un aviso por parte del Tribunal Supremo. La cadena de hamburgueserías también ha anunciado que detallará el aporte energético en sus establecimientos de México.
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