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viernes, 8 de mayo de 2015

“Microsoft ha mejorado mucho a la hora de prestar oído al mercado”

Cuando se observa una gama de productos en crecimiento y los más de 118.000 empleados de Microsoft resulta fácil olvidar que esta empresa comenzó con un único producto, modesto y fabricado por dos personas ambiciosas. A principios de abril, uno de ellos, Paul Allen, recordó esos orígenes humildes al publicar una fotografía en Twitter que celebraba el 40 aniversario de la compañía. La foto mostraba las líneas introductorias del código impreso del primer producto de software de Microsoft, un intérprete del lenguaje de programación Basic que Allen creó junto con Bill Gates en 1975.
La semana pasada los ejecutivos de Microsoft permitieron al New York Times echar un vistazo rápido a varios de sus nuevos productos, el último intento de la compañía de suscitar interés entre la generación más joven de desarrolladores de software, que en los últimos años se han marchado a sistemas de la competencia, como el Android de Google o el iOS de Apple. Así las cosas, parecía el momento apropiado para preguntarle a Allen cómo veía a Microsoft a sus 40 años.“Se hace raro ver unos fragmentos de código escritos hace 40 años y pensar que eso llevó a Microsoft a ser lo que es hoy", explica en una entrevista telefónica Allen, a sus 62 años, con tono de verdadera sorpresa.
A diferencia de Gates, que trabajó a tiempo completo en la empresa hasta 2008, Allen no trabaja en Microsoft desde principios de la década de 1980, cuando la abandonó en busca de tratamiento para su linfoma de Hodgkin. Allen,con una fortuna estimada supera los 17.000 millones de dólares (15.000 millones de euros), según Forbes, asegura que aún sigue de cerca Microsoft y el sector tecnológico, aunque ya no es uno de los principales accionistas de la empresa.
Aunque a Microsoft le va bien entre los clientes corporativos, Allen cree que la tarea más abrumadora a la que se enfrenta la empresa es coger impulso en el mercado de los móviles, donde Apple y Google reinan entre los desarrolladores. “Es posible”, afirma Allen. “Recuperar cuota de mercado es todo un reto”.
Allen afirma que le gusta Windows 10, el sistema operativo que Microsoft pondrá a la venta este verano y que funcionará en diferentes tipos de aparatos, como la videoconsola Xbox One, lossmartphones de Microsoft y los ordenadores personales. Su equipo técnico le acaba de entregar un ordenador con una versión de prueba del software.
Parece especialmente entusiasmado tras comprobar que la versión para ordenadores personales de Windows 10 ha dado marcha atrás en algunos de los cambios de diseño más radicales que Microsoft había introducido en la versión anterior del programa. Los usuarios de Windows habían puesto el grito en el cielo con muchos de ellos, como la desaparición del tradicional menú "Inicio" en favor de las aplicaciones de apertura.
Allen afirma que visitó Microsoft hace unos meses para una demostración de las HoloLens, las nuevas gafas de realidad aumentada de la compañía, que mezclarán las imágenes virtuales con la visión personal del entorno físico. Las HoloLens, más que cualquier otro producto de Microsoft, parece teletransportadas desde el futuro. ¿Está Allen, amante confeso de la ciencia ficción, ansioso por llevarlas?Cuando le pregunto a Allen qué teléfono inteligente usa —muchos ex de Microsoft se han pasado al iPhone de Apple—, responde: “Tengo que cambiar mi antigua BlackBerry, pero es que los malditos pulgares me vuelan sobre el teclado y escribo rapidísimo”.“Es como la palanca de cambios de un coche”, explica Allen. “Quieres que funcione de una forma concreta. Creo que Microsoft ha mejorado mucho a la hora de prestar atención al mercado”.
Define las HoloLens como “muy interesantes”, aunque predice que les llevará entre dos y tres años encontrar un público mayoritario, comparándolo con el retraso en la adopción de los ordenadores personales hasta que surgieron aplicaciones potentes. “Estamos justo en el momento previo a que este tipo de productos se vuelva mayoritario”, afirma Allen.
Su papel en Microsoft, dice, es el de asesor extraoficial de los ejecutivos. Cuenta que almuerza con Satya Nadella, el nuevo consejero delegado, aproximadamente una vez cada seis meses, y que sigue en contacto con Steven A. Ballmer, el anterior consejero. Afirma que los líderes de Microsoft tienen por delante un trabajo excepcional, porque la empresa compite en muchos mercados.
“Eso es lo que les he dicho a Steve y Satya: ‘Tenéis por delante un trabajo extremadamente exigente, porque también tenéis más competencia que cualquiera de los principales consejeros delegados del mundo”, comenta.
En los últimos tiempos, a Allen se le conoce tal vez más por sus eclécticas actividades alejadas de la tecnología: además de ser dueño de los Seahawks, equipo de fútbol americano de Seattle, y de los Trail Blazers de Portland, es uno de los principales promotores inmobiliarios en su ciudad natal, Seattle. También está desarrollando un sistema para lanzar naves espaciales desde un avión, y el pasado marzo, un equipo de investigadores a bordo de su yate gigante halló, cerca de Filipinas, los restos de un acorazado japonés de la Segunda Guerra Mundial usando un sumergible.
Hace casi dos años, fundó un grupo de investigación privado en Seattle para lograr grandes avances en materia de inteligencia artificial. Oren Etzioni, el informático y emprendedor contratado para dirigir el grupo, explica que Allen está muy involucrado en el trabajo de las 40 personas que lo componen. “En el fondo sigue siendo un ingeniero”, afirma Etzioni.
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