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miércoles, 9 de febrero de 2011

ECONOMIA

En Argentina diariamente sube la carne



“¿Cómo puede ser que el kilo de lechuga esté a 10 pesos (2,5 dólares) si la semana pasada costaba la mitad?”, se pregunta una señora en un almacén de Buenos Aires. La situación se repite a diario y sirve como muestra del gran problema que enfrenta la Argentina: la tan temida inflación.
“La inflación de 2010 fue del 26 por ciento, según el promedio de las provincias que publican sus datos honestamente. Es fácil detectar esa honestidad porque las cifras de esas provincias coinciden entre sí, y sería difícil pensar en una conspiración coordinada”, explicó a dpa el economista Lucas Llach, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires.
La inflación es un tema más complejo aún en Argentina debido a la polémica en torno a su medición. El estatal Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) sostuvo que la inflación de 2010 fue del 10,9 por ciento. En tanto, la mayoría de los estudios privados sostienen que fue hasta tres veces mayor, siendo el segundo país de la región con mayor índice, superado sólo por Venezuela.
En este contexto, el Gobierno intimó a las consultoras privadas a que revelen cómo miden la inflación. Pero no exigió lo mismo a las Direcciones de Estadísticas y Censos provinciales.
El Instituto Provincial de Estadísticas de Santa Fe (Ipec) informó que en 2010 la inflación fue del 25,5 por ciento, mientras que en San Luis se indicó que fue del 27 por ciento. Es decir, cifras similares a las estimaciones privadas.
Intimar a los institutos provinciales “llevaría a un fuerte choque político y carecería de sentido por cuanto esos organismos siguen midiendo la inflación tal como lo hacía el Indec hasta diciembre de 2006″, señaló el diario “Clarín”, en referencia al momento en que el Gobierno nacional intervino el organismo estatal.
Para el Indec la inflación acumulada de los últimos cuatro años fue del 39 por ciento, en tanto que para los institutos provinciales la suba es del 120 por ciento. Es decir, una diferencia superior a los 80 puntos, que el Gobierno aún sigue esquivando y hasta negando.
Así, el incremento salarial durante 2010 duplicó la inflación oficial, pero está por debajo de las estimaciones privadas. Para el Indec el año pasado los salarios aumentaron un 24,5 por ciento, más de dos veces la inflación oficial. Sin embargo, según las estimaciones privadas, los trabajadores apenas compensaron la subida de precios.
El ministro de Economía, Amado Boudou, dijo esta semana que “no hay inflación” y criticó a las empresas Shell, Techint y Cablevisión (sistema de televisión por cable) por “aumentar sus precios para jorobar (molestar) a los consumidores”. Y dispuso el congelamiento de las tarifas de sus productos y servicios.
Con las elecciones presidenciales de octubre en la mira, y sabiendo que según las encuestas es el tema que más preocupa a la sociedad después de la inseguridad, la oposición utiliza la inflación para fustigar al Gobierno de Cristina Fernández .
El precandidato a presidente por la opositora Unión Cívica Radical (UCR) Ernesto Sanz aseguró que la administración central “falsifica” los datos para “ocultar la realidad” y que así “es imposible llevar adelante una negociación salarial razonable”.
El presidente de la automotriz FIAT, Cristiano Rattazzi, advirtió: “Un país que no sabe tener sus cuentas en orden y una inflación menor al tres por ciento con un viento de cola como el actual, es un país que tiene desórdenes y reacomodamientos de precios. La inflación es una fea droga porque crea ilusiones y tensión social. Un país tiene que vivir sin inflación si puede hacerlo”.
El empresario dijo que el alza de los precios y salarios “está creando un problema grave” en materia de competitividad y estimó que las ventajas de la devaluación del peso en 2002 se mantuvieron hasta 2008, pero desde entonces “comenzó a perder competitividad a una velocidad de manera impresionante”.
En este sentido, Llach dijo a dpa que “el Gobierno mantuvo un tipo de cambio muy devaluado en los años iniciales post-convertibilidad (cuando el dólar y el peso valían lo mismo), que requerían un acomodamiento muy grande de precios internos”.

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