Al menos en 17 oportunidades han intentado acceder al computador de Humberto de la Calle, el jefe negociador del Gobierno colombiano que está al frente de los diálogos de paz que se entablan con la guerrilla delas FARC desde noviembre de 2012. “Autoridades en Colombia me informan que hechos recientes demuestran que operaciones ilegales lograron infiltrar mis comunicaciones electrónicas”, dice una declaración de De la Calle, que se encuentra en La Habana, donde ahora se discute cómo resarcir a más de seis millones de víctimas que ha dejado el conflicto armado interno.
De la Calle denunció, sin citar a los responsables y sin dar mayores detalles de la información a la que accedieron, que con el ingreso a sus cuentas personales se tiene la capacidad “de enviar mensajes" a su nombre que "jamás" ha escrito. También dijo que las comunicaciones a través de su teléfono móvil pudieron ser infiltradas y que siguen apareciendo cuentas y perfiles falsos en redes sociales que tampoco le pertenecen.
Según fuentes cercanas al proceso de paz consultadas por EL PAÍS, el jefe negociador recibió en la noche del viernes un informe de la Dirección de Inteligencia de la Policía, DIPOL, que revisó su computador y su móvil. “Se trata de una tecnología que permitía no solo infiltrar sino mandar mensajes desde sus cuentas”, dijo la fuente, quien agregó que De la Calle se dio cuenta porque empezó a recibir “mensajes extraños”.
El jefe negociador calificó esta infiltración de “inadmisible”, justo cuando esta semana se revelaron la totalidad de los acuerdos a los que hasta ahora se han llegado con la guerrilla en tres de los cinco puntos de la agenda de negociación. Esto, según dijo el Gobierno, fue una decisión en aras de la transparencia de lo que ocurre en La Habana, donde se llevan a cabo las negociaciones, pero también para frenar las especulaciones"malintencionadas". Ahora De la Calle rechaza “recurrir a este tipo de prácticas no sólo para buscar lo que públicamente ya es conocido, sino para sabotear el proceso”, dice el comunicado.
No es la primera vez que los diálogos con las FARC se sacuden por las escuchas ilegales a los negociadores de paz del Gobierno. En febrero de este año estalló un escándalo cuando se supo que desde un local en Bogotá, donde funcionaba una fachada de inteligencia militar llamada Andrómeda, se estarían interceptando las comunicaciones de los delegados del presidente Juan Manuel Santos en La Habana. Estas actuaciones empezaron a ser investigadas por la Fiscalía y la Justicia Penal Militar sin que hasta ahora se hayan ofrecido mayores detalles.
Santos también fue víctima de espionaje en el mismo mes que se conoció la existencia de Andrómeda. El mandatario tuvo que denunciar que cerca de mil correos personales fueron interceptados ilegalmente cuando algunos se empezaron a filtrar en la prensa. En ese entonces, como ahora, la pregunta que queda es saber quién está espiando a De la Calle y quién dio la orden de que se hiciera.
EL PAIS