El presidente de Rusia Vladimir Putin estuvo supervisando las maniobras de los tanques rusos y otros elementos de guerra del ejército ruso, en San Petersburgo, a 10 millas de la península de Crimea.
Putin ha mantenido silencio sobre la crisis, pero el ministro de Relaciones Exteriores dijo que que las tropas rusas estaban protegiendo a la gente de “amenazas ultranacionalistas” por lo que seguirían en la misma.
Para justificar la acción militar, Sergei Lavrov indicó “esto es una cuestión de la defensa de nuestros ciudadanos y compatriotas, garantizar los derechos humanos y especialmente el derecho a la vida“.
Varios comandantes ucranianos confirmaron que están siendo chantajeados para que dejen sus puestos y se unan a las tropas rusas. Uno de ellos, dijo que recibió un ultimátum o se verían afectados sus familiares y subordinados.
Autoridades ucranianas dijeron que Aleksander Vitkoset, jefe de la flota rusa del Mar Negro, puso una fecha límite para rendirse, pero el ministerio de Defensa ruso aclaró que es “un total disparate“.
El apoyo a la “ocupación” está creciendo entre los rusos, que constituyen una gran parte de la población de la península de Crimea. Al menos unas dos mil personas ondearon banderas rusas en un edificio del gobierno en Donetsk para rechazar el pronunciamiento de un gobernador que apoya al gobierno interino de Ucrania en Kiev.
Esta localidad es la ciudad natal del presidente derrocado, pro ruso, Viktor Yanukovich.
Tropas rusas también se hicieron lugar de los puestos fronterizos y la terminal del ferry de Kerch, en el extremo oriental de Crimea y 12 millas por mar desde Rusia.
Por su parte, el recién nombrado primer ministro de Ucrania Arseni Yatseniuk acusó a Rusia de declarar efectivamente la guerra a su país. Por eso hizo un llamado para recibir ayuda externa, porque Crimea sigue siendo parte de su país, pero no tienen la fuerza para poder resistir la intervención militar por parte de Putin.
Con información DailyMail