AFP).- Si usted pide a un niño de Gaza que dibuje, el resultado puede ser una casa bombardeada por un avión caza. En el enclave palestino, miles de niños tratan infructuosamente de superar los traumatismos de la guerra.
En Jabaliya, en una escuela del norte de la Franja de Gaza transformada en refugio precario, las maestras distribuyen lápices de colores y hojas a un grupo de niños agitados, y les piden que dibujen lo primero que se les ocurra.
Jamal Diab, de nueve años, dibuja a su abuelo muerto. En su dibujo ha escrito en árabe: “Estoy triste debido a los mártires”.
“Hace algunos días, nuestra casa fue bombardeada por aviones, tuvimos que partir rápidamente y dejar todo allí. Era peligroso”, suspira el chico tímidamente, presentando su dibujo.
Bara Maruf, de siete años, también dibujó a su abuelo. Sin piernas, herido en un ataque aéreo.
En el taller, los mismos esbozos vuelven incansablemente, un avión que hace las veces de cielo y bombardea una casa, todo bajo el título de “Quiero volver a mi casa”.
“¿Quién tiene miedo de los aviones?”, pregunta la maestra a los niños sentados en círculo sobre una esterilla. Inmediatamente, las manitos se alzan y gritan “Yo, yo, yo”.
“Yo tengo miedo de los misiles y de los aviones, la mitad de nuestra casa fue destruida, la abandonamos para venir aquí“, responde Itimad Subh, una niña de 11 años.
No hay psicoterapia durante una guerra
Según la Unicef, unos 300 niños murieron desde el comienzo de los enfrentamientos entre el ejército israelí y los islamistas del Hamas en la Franja de Gaza. Y los que sobrevivieron tratan de no interiorizar demasiado la violencia vivida, vista y escuchada.
Este día, en Jabaliya, los niños se suceden para participar en talleres de media hora. Las dos docentes, pacientes y agotadas, con el rostro enmarcado por un apretado pañuelo, les piden que salten en el lugar lanzando un grito, y que luego agiten las manos como si bailasen disco, para expulsar las ideas tristes, la frustración y el estrés acumulados.
“Estos niños viven experiencias extremas. Es verdaderamente difícil para ellos comprender lo que sucede, por qué su vida está en peligro, por qué tuvieron que buscar otro lugar para vivir, por qué vieron cosas traumáticas… Por eso les permitimos expresar lo que sienten“, explica el psiquiatra Iyad Zaqut, que administra los programas comunitarios de salud mental de la ONU en la Franja de Gaza.
“A menudo, los acontecimientos traumáticos causan una distorsión cognitiva. La forma en que perciben lo que sucedió puede estar incompleta. Por ejemplo, pueden culparse a sí mismos, o a sus vecinos, y eso puede ser muy nocivo para ellos. Nosotros tratamos de contrarrestar esas ideas negativas“, explica, agregando que ha diagnosticado síndromes de estrés postraumático y depresiones adolescentes.
Pero no se puede hacer mucho más en materia de psicoterapia. En la Franja de Gaza, unos 460.00 habitantes -o sea la cuarta parte de la población-, tuvieron que escapar a casa de parientes o a los refugios de la ONU. Menos de un centenar de docentes “tratan” allí a más de 100.000 niños.
Gaza ya vivió bajo los disparos durante las operaciones de 2008-2009, y luego en 2012. Pero las consecuencias de esta nueva guerra entre Israel y el Hamas son más pesadas. Según la Unicef, 326.000 menores necesitan actualmente atención psicológica en la Franja de Gaza.
Aunque los niños y adolescentes refugiados en los centros de la ONU pueden seguir talleres de grupo, cientos de miles de personas afectadas por la guerra vagan sin ayuda en los barrios devastados.