( Reuters).- La deuda venezolana abrió en baja el miércoles,reaccionando negativamente a un cambio del gabinete del presidente Nicolás Maduro, por el temor a que se congelen medidas de ajuste macroeconómico que aguardaba el mercado.
La salida de Rafael Ramírez de la vicepresidencia del Área Económica y como ministro de Petróleo fue leída en el mercado como un posible retraso en la toma de decisionesadelantadas por el funcionario, como un alza de la gasolina o la unificación de distintos tipos de cambio.
El bono Global 2027, la referencia de la deuda venezolana, retrocedía un 1,9 por ciento para transarse cerca de los 75,086 y con un rendimiento de un 13,34 por ciento, según datos de Thomson Reuters.
“El reemplazo de Ramírez envía señales negativas al mercado y a los inversionistas en materia de reforma económica”, escribió Diego Moya-Ocampos de la firma de análisis IHS en una nota a clientes. “Las expectativas de un cambio han desaparecido”.
Ramírez también fue reemplazado en la presidencia de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), por su antiguo vicepresidente de Exploración y Producción, Eulogio Del Pino.
Tras más de una década al mando de la política petrolera del país miembro de la OPEP,Ramírez pasará a ocupar un rol más político como canciller y vicepresidente de Soberanía Política.
El bono PDVSA 2022, considerado como marcador de la deuda de la petrolera por su alta circulación, también perdía terreno y retrocedía un 3,5 por ciento al inicio de la jornada hasta los 89,402-91,402.
El ministro de Economía y Finanzas, Rodolfo Marco, se hará cargo de la vicepresidencia económica.
Aunque no es percibido como un ortodoxo del socialismo, pues se ha mostrado proclive a negociar con los privados, el mercado aún no le da a Marco el beneficio de la duda, pues es poco lo que saben del militar, quien es también presidente del estatal Banco de Venezuela.
Venezuela atraviesa una profunda crisis de escasez de productos sensibles como alimentos y medicinas, agravada por una inflación que en mayo alcanzó al 60 por ciento interanual, en medio de una desaceleración económica que, según privados, se habría convertido en recesión.
El mercado se quedó esperando anuncios presidenciales en materia cambiaria, pero al contrario Maduro ratificó el uso de mecanismos de control de la demanda, como un polémico sistema biométrico para racionar la venta de alimentos.
“La ratificación de la tarjeta de abastecimiento y el captahuellas sólo indican que la escasez se mantendrá en el futuro”, dijo Henkel García, director de la firma local Econométrica.
“Vimos un Gobierno que tomó medidas para mantener su orden interno, no para resolver problemas reales de la economía”, agregó. (Por Eyanir Chinea; Editado por Javier López de Lérida)