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lunes, 29 de junio de 2015

ECONOMIA

China tendrá derecho de veto en el Banco de Infraestructuras de Asia


Como padre de la criatura, China tendrá derecho de veto en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, que se ha constituido este lunes en Pekín con la firma de la mayoría de sus 57 miembros. Con un capital de 100.000 millones de dólares (90.000 millones de euros), el autoritario régimen de Pekín aportará el 30,34% del dinero, lo que le otorgará el 26,06% de los votos. De esta forma, China se asegura su papel predominante en dicha institución financiera porque las decisiones relevantes exigirán una mayoría de tres cuartos para su aprobación. A muy larga distancia le siguen la India y Rusia, que contribuirán, respectivamente, con un 8,52 y un 6,66% del capital, lo que les dará el 7,5 y el 5,92% de la capacidad de votos.

China tendrá derecho de veto en el Banco de Infraestructuras de AsiaAunque el viceministro de Finanzas, Shi Yaobin, aseguró a la agencia de noticias Xinhua que China «no está buscando deliberadamente el derecho de voto», indicó que este reparto inicial de los votos era el «resultado natural» de las normas actuales. Además, recalcó que dicho veto se diluiría si otros países se unieran al banco, lo que suena a una invitación a Japón y a Estados Unidos, que se han mostrado muy recelosos con este proyecto liderado por Pekín por su habitual falta de transparencia. Aunque ambos países temen que este nuevo organismoamenace la hegemonía occidental en las finanzas globales, representada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, algunos de sus más importantes aliados se han apresurado a unirse como miembros fundadores.
Entre ellas destacan Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia, España y Australia, que no han querido desaprovechar esta oportunidad para estrechar sus relaciones con China y profundizar sus lazos con el emergente continente asiático, cuyos países aportarán el 75% del capital. A tenor de los cálculos del Banco Asiático de Desarrollo, que teme la competencia de la nueva institución, las infraestructuras de este continente necesitarán una inversión de unos 8 billones de dólares (7,2 billones de euros) entre 2010 y 2020.
Tal y como establece el acuerdo de constitución de este banco, que consta de 60 artículos, tendrá su sede en Pekín, empezará a funcionar a finales de año con no menos de su capital autorizado y será dirigido por un presidente con un mandato de un lustro, que se apoyará en uno o dos vicepresidentes. A ellos se sumarán un junta de gobernadores y otra de 12 directores para supervisar las operaciones, que consistirán en financiar infraestructuras para el transporte, las telecomunicaciones y la energía.
Debido al auge de las potencias emergentes, que llevan desde 2010 buscando mayor representación en el FMI, el presidente de China, Xi Jinping, propuso en octubre de 2013 la constitución de este banco. Un año más tarde, 21 países asiáticos, entre los que se hallaban China, la India, Malasia, Pakistán y Singapur, dieron los primeros pasos para su creación. A pesar de la significativa ausencia de EE.UU. y Japón, el apoyo del Reino Unido a este proyecto fue crucial para convencer a otras naciones europeas.ABC