Gozar de buena salud es fundamental para que las personas mayores mantengan su independencia y puedan disfrutar de su lugar en la vida familiar y en su comunidad, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta entidad subraya que cuidarse a lo largo de la vida puede evitar o retrasar la aparición de dolencias crónicas y no transmisibles, como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.
Por su parte, Miguel Ángel Vázquez, de la Universidad de Vigo, en España, destaca que la cronicidad no afecta exclusivamente a los mayores, ya que también hay personas jóvenes que tienen enfermedades crónicas.
"No obstante, las más comunes entre las personas de edad avanzada son las de carácter neurodegenerativo, circulatorio, respiratorio, osteoarticular y algunas de carácter genitourinario", añade Vázquez.
CRONICIDAD, LA PANDEMIA DEL SIGLO XXI
El doctor José Manuel Ribera, catedrático de Geriatría de la Universidad Complutense de Madrid afirma, por su parte, que "aunque la cronicidad no es algo exclusivo de los mayores, lo cierto es que con la edad aumenta el riesgo de padecer enfermedades y entre ellas enfermedades crónicas".
Asimismo, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, manifiesta que el progresivo envejecimiento de la población en los países desarrollados va acompañado por un marcado incremento de las enfermedades crónicas, hasta el punto de que muchos especialistas hablan de este fenómeno como la pandemia del siglo XXI.
De hecho, según datos de la OMS, los principales problemas de salud que afectan a las personas de edad se deben a enfermedades no transmisibles.
“En la actualidad, las causas de muerte más habituales son las enfermedades cardiacas, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades pulmonares crónicas, mientras que las principales causas de discapacidad son el déficit visual, la demencia, la pérdida auditiva y la artrosis”, precisa la OMS.
Del mismo modo, Miguel Ángel Vázquez señala que una buena parte de las enfermedades crónicas tiene que ver con la conducta humana. Así, explica que sólo el 25% de lo que uno va a vivir y cómo va a vivir dependerá de la genética. El 75% restante tendrá que ver con los hábitos de vida.
"Sin embargo, aunque alguien tenga riesgo de padecer una enfermedad concreta, con una conducta saludable puede reducir los daños que dicha enfermedad va a causar en su organismo", matiza Vázquez.
Quien agrega: "Sin embargo, hay que destacar que la mayoría de las enfermedades crónicas son de base conductual. Las enfermedades cardiocirculatorias son un buen ejemplo, ya que la mayor parte de ellas están relacionadas con la obesidad, el sedentarismo o la hipertensión arterial".
En este sentido, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología estima que el 80% de las enfermedades cardiovasculares, infartos cerebrales, diabetes y uno de cada tres cánceres pueden evitarse modificando los estilos de vida.
Vázquez recalca que hay que prevenir el impacto del envejecimiento en edades más tempranas. Aunque esto “no quiere decir que a los 60, 70 o a los 80 años no podamos hacer nada para vivir mejor”, aclara.
HAY QUE COMER BIEN
Un envejecimiento saludable pasa por unos hábitos de vida adecuados, entre los que se encuentra una correcta alimentación. Para Vázquez, comer bien es “absolutamente fundamental”.
En muchas ocasiones, las personas mayores, sobre todo aquellas que viven solas, tienen una alimentación monótona. Se esfuerzan lo mínimo para preparar sus comidas, van reduciendo incluso sus salidas a la compra y terminan comiendo siempre lo mismo. “Esto hace que, a veces, se presenten episodios clínicos de malnutrición que pueden agravar otros procesos”, apunta el especialista.
Así, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología indica que "esta alimentación deficitaria aumenta el riesgo de incapacidad física y dependencia, depresión, infecciones y úlceras de presión, además de alterar la percepción de la calidad de vida”.
Otro aspecto clave es la actividad física. “Enfermedades tan conocidas como la Epoc, la osteoporosis, la hipertensión arterial, la incontinencia urinaria, la artrosis, la discapacidad o la demencia podrían tener una solución o una gran mejora de sus síntomas con la práctica de ejercicio físico de forma habitual”, según explica el doctor José Antonio Serra Rexach, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Las relaciones sociales también tienen un papel importante en el envejecimiento. “Si yo tuviera que recomendar algo para envejecer bien, recomendaría un mundo relacional saludable”, precisa Vázquez.
EFE