Con una campaña electoral ceñida a los medios de comunicación, que brilla por su ausencia en la calle, el entusiasmo por los comicios presidenciales del próximo 14 de junio en Irán parece escaso y limitado a los círculos del régimen.
Un día después del 24 aniversario de la muerte del ayatolá Ruhola Jomeini, Teherán sigue hoy repleta de carteles con la imagen del fundador de la República Islámica, así como de propaganda institucional en la que se pide el voto a los ciudadanos para las presidenciales y también los comicios locales, que son el mismo día.
La ciudad se muestra también casi desierta, debido al fin del curso escolar y el cierre de las factorías, talleres, oficinas y gran parte del comercio durante cuatro días, hasta el sábado próximo, en un puente aprovechado por muchos para viajar al campo o las montañas.
En estas cuatro jornadas, de martes a viernes, tampoco se publican periódicos, lo que hace que, aparte de sus apariciones televisivas, los candidatos aumenten su presencia en mítines con sus seguidores, aunque limitados a la asistencia de los incondicionales del régimen islámico y, en algunos casos, estudiantes.
En el norte y centro de Teherán, el Ayuntamiento ha instalado unos grandes carteles de plástico blanco, de alrededor de 1,20 metros de ancho por 1,80 de alto, apoyados en farolas y señales de tráfico, para que los candidatos puedan estampar en ellos su propaganda.
Aunque los carteles están desde finales de mayo, durante alrededor de una semana han permanecido limpios y, sólo en los últimos días, los seguidores de algunos de los candidatos presidenciales, especialmente el alcalde de Teherán, el ultraconservador Mohamad Bagher Qalibaf, han empezado a utilizarlos.
"Qalibaf es uno de los favoritos y cuenta con un fuerte apoyo de parte de los Voluntarios Islámicos (Basij) y del Cuerpo de Guardianes de la Revolución, que están haciendo campaña por él", dijo a Efe un estudiante en las cercanías de la Universidad de Teherán.
Según él, el nombre de Qalibaf, escrito con pulverizadores de pintura roja y azul en muchos de los cartelones municipales, son pintados por los "basij" que siguen al ex mando militar, ex jefe policial y actual mandatario municipal, que exhibe como mayor mérito frente a sus rivales su experiencia de gestión.
Solo unas pocas pintadas pidiendo el voto para Said Jalili, el ultraconservador secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional y principal negociador nuclear de Irán, hacen competencia a Qalibaf en esos carteles municipales, que en muchos barrios del sur de la ciudad, la zona más popular, ni siquiera se han colocado.
Pasquines y carteles de los candidatos son difíciles de encontrar y, en un recorrido de varias horas por el centro, se pueden observar unos pocos del asimismo ultraconservador Ali Akbar Velayati, y del reformista moderado Hasan Rohani.
Los otros cuatro candidatos, los ultraconservadores Gholam Ali Hadad Adel y Mohsen Rezaei, el reformista moderado Mohamad Reza Aref y el tecnócrata Mohamad Gharazi parece que no se han molestado en pedir el voto en las calles, en un modelo de campaña donde la propaganda la difunden, esencialmente, los medios institucionales.
"Aquí siempre la campaña se realiza, sin demasiada insistencia, a ultima hora, por lo que en estos ocho últimos días hasta las elecciones podremos ver un mayor debate", dijo a Efe un diplomático europeo, que en cualquier caso advirtió que "no será decisivo, pues el régimen tiene otras vías para asegurar que no haya desvaríos".
Un empresario de Teherán, con negocios en el extranjero, que pidió el anonimato, explicó a Efe que, en estos comicios, el interés púbico "ha decaído enormemente respecto a las elecciones de 2009, cuando había una alternativa de cambio, mientras ahora todos los que tienen posibilidades son de la misma línea dura del sistema".
"Me he parado a escuchar a Jalili en una intervención en televisión y prácticamente no le he entendido nada, pues habla un lenguaje religioso, plagado de citas, que no es comprensible para la gente normal", agregó el empresario.
En su opinión, si a Jalili, candidato considerado favorito del entorno del líder supremo, ayatolá Ali Jamenei, "no le entendemos, difícilmente vamos a votarle a él o al resto".
EFE