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sábado, 15 de noviembre de 2014

SALUD

El milagro de volver a oír

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde; pero tampoco es posible imaginar la emoción que se siente cuando se recupera lo que se ha perdido. No hablo de billeteras. Hablo del sentido de la audición y de los milagros que hace la tecnología cuando un niño o un adulto pierden este inigualable sentido que nos relaciona con el mundo y con un implante vuelven a reconocer el timbre de su casa o a escuchar la risa de un familiar.
El milagro de volver a oír
Si un audífono puede solucionar algunos problemas auditivos, la ciencia de los implantes demuestra resultados contundentes y cada vez más seguros: hoy en día, con un clic de un minicomputador que gracias a un imán se pega a la cabeza, el cerebro recibe los sonidos externos y la persona vuelve a oír. “Esto es magia”, dice Claudia Santamaría, de 52 años, quien duró más de una década en un mundo silencioso. Volver a oír a sus tres hijos le devolvió la vida. “Oír es una experiencia muy bonita”, dice, sin creer todavía que recuperó la audición. Había perdido el 100% de un oído y el 60% del otro, a causa de una enfermedad llamada otoesclerosis bilateral.

Los aportes de la tecnología
 No es la primera vez que una persona con limitaciones auditivas vuelve a oír. Lo novedoso es que la manera de lograrlo es cada vez menos invasiva. Anteriormente, por ejemplo, para introducir un implante que condujera el sonido a través del hueso del cráneo en los pacientes con problemas en el oído externo o en el oído medio —pérdida auditiva conductiva— era necesario romper la piel del paciente para incrustar un tornillo que quedaba visible, podía producir infecciones o irritaciones en la piel y generaba un efecto de retroalimentación por la propagación del sonido del procesador. Este sistema, llamado percutáneo, ha sido utilizado con éxito por varias décadas. Pero ahora, por medio de una cirugía cada vez más sofisticada, se incrusta el implante en el hueso con dos tornillos más pequeños, que quedan debajo de la piel, detrás de la oreja, se cierra completamente la piel —sistema transcutáneo— y a través de un minicomputador o procesador de audio que capta las ondas sonoras y el paciente puede manipular a su antojo, porque es como si tuviera un botón que pega a la cabeza por medio del imán, el sonido llega al hueso y de ahí al oído interno. Ese botón, que queda cubierto por el pelo, puede retirarse cuando el paciente quiera desconectarse. El silencio, cuando no es permanente, puede tener su encanto y es una opción para concentrarse.
En un estudio realizado en Colombia y publicado en el Acta de Otorrinolaringología & Cirugía de Cabeza y Cuello, en el que los autores comparan la calidad de vida, la satisfacción de los pacientes y la funcionalidad de dos implantes, uno percutáneo (Baha) y otro transcutáneo (Bonebridge), concluyen que si bien los dos sistemas están vigentes y responden a las expectativas de salud, el implante transcutáneo ofrece mayores beneficios audiológicos y a la calidad de vida de los pacientes.
La audióloga Clemencia Barón corrobora esos resultados al considerar que el implante transcutáneo es “un avance tecnológico muy importante porque ha permitido que la persona no tenga problemas de infecciones en la piel”, al tiempo que mejora el aspecto estético.
El Bonebridge, con “tecnología de piel intacta”, es útil para pacientes que tienen problemas en el sistema mecánico de conducción, quienes nacen sin oreja o aquellos que pierden la audición súbitamente de un solo lado a causa de un virus, por ejemplo. Sin embargo, “las prótesis auditivas nunca van a sonar exactamente igual que el oído natural”, explica Barón, para no generar falsas expectativas. “La tecnología perfecta no existe”, aunque cada vez haya una mayor sofisticación.
Pérdida auditiva en el país
 En Colombia, donde aproximadamente cinco de los 1.800 niños que nacen al día tienen una pérdida auditiva severa o profunda, es decir, son completamente sordos, saber que hay solución cambia las cosas. A partir de información de importaciones en Colombia, es posible inferir que en el país se deben estar poniendo entre 300 y 400 implantes por año, y entre 50.000 y 60.000 audífonos.
El XXXIV Congreso Panamericano de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, realizado en Cartagena en la última semana de octubre, reveló avances tecnológicos en diferentes áreas de esta especialidad. Allí se discutieron pros y contras de implantes, audífonos y tratamientos médicos. Lo cierto es que para quienes tienen problemas auditivos —o son “un poco duros de oído”, como diría el científico Tornasol en las aventuras de Tintín— las esperanzas de oír al mundo por primera vez o de volver a escuchar luego de haber perdido la capacidad de hacerlo están cada vez más cercanas.
EL ESPECTADOR